Asia Presenta: Ne Zha 2 (2025)

 

Cuando una película animada recauda más de 2.200 millones de dólares (por el momento) y destrona a gigantes como DEL REVÉS 2 (2024) que se debe de estar comiendo sus propios sentimientos, no hay mucho margen para la indiferencia. NE ZHA 2, dirigida por Yang Yu (Jiaozi), no solo arrasa en taquilla: sacude las expectativas, agita la mitología tradicional china y convierte a un demonio infantil en símbolo de identidad y rebeldía. Es un espectáculo tan abrumador como fascinante, una sinfonía de fuego, agua, neones mágicos… y humor escatológico. Estrenada durante el Año Nuevo Lunar, NE ZHA 2 no es una simple secuela. Es una declaración de poder: del cine chino, de la animación como herramienta mitológica, y del derecho de los héroes a no parecerse a nadie.

Ne Zha, un niño demonio criado por humanos, forma una incómoda alianza con el príncipe Loong, Ao Bing, en una batalla épica para proteger a sus clanes. Después, sus cuerpos se tambalean al borde de la destrucción. Ne Zha debe embarcarse en una peligrosa búsqueda para obtener un elixir que restaure el cuerpo de Ao Bing. Durante este viaje para matar demonios, Ne Zha descubre una conspiración que desencadenará una guerra devastadora entre el bien y el mal, y deberá desafiar a fuerzas traicioneras para proteger lo que más aprecia.

La historia retoma el caos donde la primera lo dejó. Ne Zha y Ao Bing, tras sacrificarse para salvar Chentang Pass, ahora comparten un cuerpo: una dinámica que oscila entre la tragedia espiritual y la comedia de enredos sobrenatural. En medio de esta simbiosis incómoda, su maestro Taiyi Zhenren intenta reconstruir sus cuerpos mediante el mítico Loto de Siete Colores. Pero claro, nada es tan sencillo en la China mitológica. Shen Gongbao, un demonio al servicio de los dragones exiliados, desata una nueva amenaza mientras Ne Zha enfrenta tres pruebas que lo conducirán —quizá— a la inmortalidad. Por el camino, desfilan dioses, espíritus, animales legendarios, traiciones políticas y batallas que harían palidecer a un episodio final de JUEGO DE TRONOS. Avisar que la narrativa es densa (a pesar de ser una película para un publico juvenil) repleta de referencias a la novela de La investidura de los dioses del siglo XVI del autor Xu Zhonglin, aunque hay partes de la obra que se le atribuyen a otro autor llamado Lu Xixing y nunca intenta suavizarse para un público extranjero. Al contrario, exige atención, paciencia y, preferiblemente, un buen resumen previo, aunque eso es algo complicado a día de hoy, ya que NE ZHA (2019) no tiene derechos de distribución en España, algo que ojala cambie algún día.


Si algo no se le puede reprochar a NE ZHA 2 es falta de ambición estética brutal. Con más de 2.400 tomas —1.900 de ellas con efectos visuales— y un presupuesto de 80 millones de dólares, la animación de Chengdu Coco Cartoon es un auténtico prodigio visual. Hay escenas que parecen cuadros vivos pintados con pinceles digitales: desde un combate acuático donde Ao Bing se enfrenta a un demonio eléctrico en plena tormenta, hasta un clímax de casi cuarenta minutos, que incluye una batalla entre ejércitos flotando sobre un caldero gigante. El diseño de personajes apuesta por una mezcla entre tradición y estilización moderna: Ne Zha, tiene un estilo que es a la vez feroz y adorable; Shen Gongbao, con su diseño serpentino, impone solo con aparecer. Los fondos y escenarios —especialmente el palacio Yuxu— parecen sacados de un videojuego de fantasía con aspiraciones operísticas. La música de Roc Chen y Wan Pin Chu acompaña con eficacia, oscilando entre lo épico y lo íntimo, aunque a veces el ritmo narrativo no le permite lucirse del todo.

Lo que sí puede tambalear para el espectador es el tono. La película quiere ser muchas cosas: epopeya filosófica, comedia juvenil, drama familiar, alegoría política. A ratos lo consigue. Pero en otros momentos, el guion parece escrito por dos personas encerradas en salas distintas: una estudiando taoísmo; la otra viendo vídeos de TikTok con gente tirándose flatulencias. El humor infantil —flatulencias, orina, chistes físicos— convive con temas como el sacrificio, la marginación y el libre albedrío. No es que esté mal mezclar lo elevado con lo vulgar (de hecho, la cultura china lo ha hecho magistralmente en su cine). El problema es el desequilibrio que puede causar en el publico extranjero, que no este acostumbrado a que un momento emocional se vea interrumpido por gags tontorrones.


Y sin embargo, cuando NE ZHA 2 se detiene, respira… y toca la fibra del espectador. La relación entre Ne Zha y sus padres, especialmente Lady Yin, sigue siendo el motor emocional de la saga. Una escena en la que ella lo abraza pese a una maldición que cubre su cuerpo resume todo: amor, dolor y aceptación. No hay efectos especiales que superen eso. También brilla la relación con Ao Bing: su camaradería, sus disputas, su aprendizaje mutuo dentro de un mismo cuerpo. La dualidad de los personajes es más que un truco narrativo: es un espejo de lo humano. Somos contradicciones, como ellos. Seres forjados entre el deber y el deseo. Y en medio de todo, Ne Zha sigue siendo el mismo niño salvaje que grita —con furia y ternura— que su destino no le pertenece a los dioses. Y esa frase, en estos tiempos, es un rugido con eco político. Mención aparte merece el excelente doblaje en catalán, que acompaña con naturalidad y fuerza emocional cada escena. Lejos de ser una simple traducción, aporta carácter local sin perder el espíritu original. 


En definitiva y resumiendo: NE ZHA 2 es una película que desborda visualmente, entre el autentico caos y la belleza. No siempre logra armonizar su ambición estética con su sobrecargada narrativa, y su humor pueril puede descolocar a más de un espectador adulto. Pero en su corazón hay emoción genuina, rebeldía mítica y un despliegue técnico que va a dejar una huella tremenda en el espectador, aparte de ver quien puede superar dicha orgia visual. Es una experiencia que exige una entrega por parte del espectador, que tiene que entrar con la mente abierta, dejarse arrastrar por el torbellino visual, y encontrar, entre dragones y demonios, una historia profundamente humana. ¿Perfecta? No. ¿Olvidable? Imposible.