Karate Kid: Legends (2025)

 

Cuando una saga vive más de la nostalgia que de las ideas, el peso del pasado puede convertirse en una carga. Y en KARATE KID: LEGENDS, la nostalgia no solo pesa: directamente entierra. Lo que prometía ser un homenaje intergeneracional al espíritu original de la saga de KARATE KID termina convirtiéndose en un producto tibio, excesivamente reverente y estructuralmente agotado, que se siente más como una reunión de exalumnos que como una verdadera continuación con identidad propia.

Tras una tragedia familiar, el prodigio del kung fu Li Fong se ve obligado a abandonar su hogar en Pekín y trasladarse a Nueva York con su madre. Li lucha por dejar atrás su pasado mientras intenta encajar con sus nuevos compañeros de clase y, aunque no quiere pelear, los problemas parecen encontrarle en todas partes. Cuando un nuevo amigo necesita su ayuda, Li se presenta a una competición de kárate, pero sus habilidades no son suficientes. El profesor de kung fu de Li, el Sr. Han, pide ayuda al Karate Kid original, Daniel LaRusso, y Li aprende una nueva forma de luchar, fusionando sus dos estilos en uno solo para el enfrentamiento definitivo de artes marciales.

La gran apuesta de esta entrega, dirigida por Jonathan Entwistle, es reunir en un mismo espacio temporal a los dos pilares de la franquicia: Ralph Macchio (Daniel LaRusso) y Jackie Chan (Mr. Han), figuras de dos eras completamente distintas y que aquí comparten pantalla como parte de un intento –más forzado que fluido– de unificar el "Miyagi-verso". El problema es que esa unificación está sostenida más en la idea de que verlos juntos es suficiente que en una verdadera dinámica narrativa que lo justifique. Uno de los principales problemas de la película es su estructura. El guion dedica demasiado tiempo a referencias y momentos pensados para los fans — frases icónicas, escenas que evocan la original— mientras que la historia de Li, que debería ser el corazón emocional, se va perdiendo entre homenajes. El resultado es una película que respeta el legado, pero no termina de construir uno nuevo.


En cuanto al tono, LEGENDS oscila entre el drama juvenil, la reflexión sobre el duelo y la dinámica ligera propia que tenia la serie de COBRA KAI. Esta mezcla de registros no siempre se integra bien. Hay momentos sinceros y potentes, como los entrenamientos al aire libre o las conversaciones sobre el sentido de la pérdida, pero también hay escenas que parecen estar puestas solo para cumplir con expectativas de fórmula. Técnicamente, la película es correcta. Las escenas de combate están bien coreografiadas, aunque carecen de la intensidad de las mejores entregas del género. La fotografía de Autumn Durald Arkapaw destaca especialmente en las secuencias naturales y nocturnas, dándole cierta identidad visual. La música, por otro lado, busca recuperar el espíritu de los años 80, pero no logra generar momentos memorables por sí sola.


En el plano actoral, Ben Wang aporta sinceridad y entrega a su personaje, aunque el guion no le permite explorar muchas dimensiones. Ralph Macchio interpreta con solvencia a un Daniel que ya conocemos bien, aunque sin grandes novedades. Jackie Chan, ofrece algunos de los momentos más emotivos de la película. Pero si es cierto, que su tiempo en pantalla es mas bien escaso, sobre todo en referente a Macchio. Los secundarios en los que se incluyen Joshua Jackson y Sadie Stanley cumplen sobre el papel y Aramis Knight como villano es totalmente plano y sin desarrollo alguno, excepto en ser una chaval con problemas de ego.


En definitiva y resumiendo: KARATE KID: LEGENDS no es una mala película. Tiene buenas intenciones, una producción cuidada y un respeto evidente por su historia. Pero también se siente contenida, más interesada en mirar hacia atrás que en avanzar con decisión. Es una entrega que puede conmover a quienes crecieron con la saga, pero difícilmente dejará una marca en nuevas generaciones. Una película que honra el legado, pero no logra del todo construir uno propio. Correcta, emotiva por momentos, pero limitada por su dependencia del pasado y que posiblemente será olvidada mas pronto que tarde.