Screamboat: El Barco Del Terror (2025)

Para los amantes del cine de terror, especialmente aquellos que se deleitan con slashers de bajo presupuesto y premisas absurdas, SCREAMBOAT: EL BARCO DEL TERROR, dirigida por Steven LaMorte llega con una propuesta que, en papel, suena como un sueño de medianoche: una versión demoníaca de Steamboat Willie, la primera encarnación de Mickey Mouse, desatada en un ferry nocturno, masacrando pasajeros con un toque de humor negro. Aprovechando que el personaje entró al dominio público en 2024, esta película se suma a la ola de re-imaginaciones grotescas de íconos infantiles, como WINNIE THE POOH: MIEL Y SANGRE (2023). Pero, ¿cumple con las expectativas de los fans del género? Lamentablemente, SCREAMBOAT se queda a medio camino, atrapada entre su ambición de película mamarracha y una ejecución que no logra mantener el ritmo. 

Un travieso ratón acecha a un grupo de neoyorquinos en un viaje nocturno en ferry, desatando un caos asesino en un viaje relajante. ¿Podrá la variopinta tripulación del barco encontrar la manera de detener a esta criatura asesina?

La premisa es, sin duda, el mayor gancho. Imagínate un ferry rumbo a Nueva York, lleno de pasajeros desprevenidos, cuando una rata antropomórfica con guantes blancos y una sonrisa macabra comienza a despacharlos uno a uno. David Howard Thornton, conocido por su escalofriante Art The Clown en la saga de TERRIFIER, interpreta a esta versión retorcida de Mickey, y su presencia es uno de los pocos puntos positivos. Thornton sabe cómo sacarle jugo a un villano mudo, usando lenguaje corporal y una energía maníaca que, al menos en la primera mitad, mantiene la película a flote. Las muertes iniciales son creativas, con un toque de gore que hará sonreír a los fans de los slashers más sangrientos. Hay guiños ingeniosos a clásicos de Disney —piensa en referencias a CENICIENTA o FROZEN— que añaden un humor irónico que funciona… hasta que deja de hacerlo.


El problema llega cuando la película intenta ser más de lo que su presupuesto y guion pueden sostener. La primera mitad, con su mezcla de comedia slapstick y sangre, es divertida en su absurdo, como si estuvieras viendo un chiste de mal gusto que no puedes evitar reír. Pero en la segunda mitad, SCREAMBOAT se hunde. La narrativa se vuelve repetitiva, con escenas de persecución que se sienten estiradas y un cambio de tono que no cuaja: el ratón pasa de ser un asesino psicótico a un personaje con un trasfondo casi melancólico, una decisión que no es muy acertada, bajo mi punto de vista. Es como si la película quisiera ser profunda, pero no tiene la sustancia para respaldarlo.


El bajo presupuesto es un arma de doble filo. Por un lado, le da a SCREAMBOAT ese encanto crudo de las películas de serie Z que tanto amamos los fans del terror. Pero por otro, los efectos especiales son a menudo risibles, con un disfraz de Steamboat Willie que parece sacado de una tienda de disfraces barata. No ayuda que el diseño del villano, aunque intencionalmente caricaturesco, sea más cómico que aterrador. Las actuaciones, salvo Thornton, son irregulares. Allison Pittel, hace lo que puede como la protagonista, pero el guion no le da mucho con qué trabajar, y el resto del elenco oscila entre lo olvidable y lo francamente incómodo. Los diálogos, en particular, son un punto débil, con líneas que intentan ser ingeniosas pero terminan siendo bastante lamentables.


Para los amantes del terror, SCREAMBOAT podría obtener tu tiempo si estás de humor para algo descaradamente absurdo. Los productores de TERRIFIER 2 y 3 están detrás, y se nota en las escenas de gore, que son lo suficientemente exageradas como para sacar una mueca de aprobación - Su punto álgido tiene la palabra felación escrita en el guion- Pero incluso para los que disfrutamos del cine basura, esta película no logra capitalizar su premisa. La idea de un Mickey Mouse asesino tenía potencial para ser un clásico instantáneo del terror de nicho, pero la falta de un guion sólido y una dirección inconsistente y errores que no se aclaran nunca - el tamaño de ratón asesino cambia según el plano- hacen que según pasen los minutos, todo se vaya al traste.


En definitiva y resumiendo: SCREAMBOAT: EL BARCO DEL TERROR es una de esas películas que quieres amar por su descaro, pero que no te da suficientes razones para hacerlo. Si buscas un slasher que no se tome en serio y te diviertan las parodias sangrientas, podría entretenerte durante una noche con amigos y muchísimas cervezas. Pero si esperas algo más allá de un par de risas y un puñado de muertes ingeniosas y brutales, te quedarás con ganas de más. SCREAMBOAT es un viaje en ferry que no llega a buen puerto.