El género de metraje encontrado (found footage) ha sido terreno fértil para la innovación, el minimalismo y la creación de atmósferas de terror con pocos recursos. Desde EL PROYECTO DE LA BRUJA DE BLAIR (1999) hasta PARANORMAL ACTIVITY (2007), las mejores obras del estilo han demostrado que una cámara temblorosa y un buen concepto pueden generar una experiencia profundamente inquietante. IN A STRANGER´S HOUSE (2018), escrita, dirigida y protagonizada por Richard Waters, parece querer inscribirse en esa tradición. Sin embargo, lo que entrega es un ejercicio tedioso, sin ritmo ni tensión, que abusa del formato hasta agotar la paciencia del espectador y transformarlo en un enfado monumental.
Cada año, cientos de personas desaparecen tras usar anuncios clasificados en línea. Ningún caso es tan extraño e inexplicable como este. En noviembre de 2017, se recuperaron una cámara de video y un teléfono inteligente rotos de un centro de reciclaje. La cámara alberga una tarjeta de memoria que contenía material perturbador e inexplicable. Este es ese material. Lo siguiente no es apto para personas con un carácter sensible.
La historia gira en torno a un hombre (Richard Waters) que se muda a cuidar temporalmente una casa mientras su dueña está fuera. Cámara en mano, comienza a documentar su estancia, la cual pronto se ve interrumpida por sucesos extraños. El planteamiento no puede ser más sencillo, lo cual no es un problema en sí mismo. Muchas películas de terror parten de menos. El problema aquí es que IN A STRANGER´S HOUSE no sabe cómo desarrollar esa premisa. Ni evoluciona, ni construye un mínimo de suspense, ni profundiza en ningún tipo de conflicto dramático. Lo que comienza como una posible exploración del miedo al espacio ajeno termina siendo una serie de caminatas nocturnas sin propósito por pasillos mal iluminados. El protagonista reacciona con una inexpresividad alarmante, y las manifestaciones sobrenaturales —cuando llegan— carecen de creatividad o impacto. La película no asusta, no perturba, y peor aún: no interesa.
Waters parece haber apostado todo al realismo extremo. La cámara, que nunca se despega de su punto de vista subjetivo, registra lo cotidiano con obsesiva neutralidad: vemos al personaje comer, caminar, sentarse, mirar por la ventana… durante largos minutos que no aportan nada a la narrativa ni a la atmósfera. Se confunde lo verosímil con lo banal. La tensión no se construye en la espera vacía, sino en la sugerencia bien colocada, en la economía dramática, en el ritmo medido. Aquí no hay nada de eso. Además, la ausencia de música —salvo unos efectos esporádicos— y la falta de un diseño sonoro envolvente refuerzan la sensación de que estamos más ante un experimento amateur que ante una obra cinematográfica con aspiraciones. Incluso si se tratara de una película casera, sus recursos visuales y narrativos serían escasos.
Al centrarse en un único personaje, la película se ve obligada a sostenerse en la actuación de Waters. Lamentablemente, su presencia carece de carisma, matices o reacción emocional frente a los hechos. Hay más inquietud en un tutorial de YouTube sobre como apretar un tornillo, que en sus expresiones frente a lo sobrenatural. El montaje, otro de los puntos clave del found footage, tampoco ayuda. No hay progresión dramática ni sentido del crescendo. Las escenas se suceden sin una lógica interna que eleve el conflicto o prepare un clímax. Todo es plano, repetitivo y predecible. Para cuando el espectador espera algún tipo de revelación, giro o al menos una imagen perturbadora, ya ha perdido el interés o se ha quedado dormido.
Es lícito hacer cine con pocos recursos. Muchas grandes películas de terror lo han demostrado. Pero hay una línea delgada entre el minimalismo eficaz y la precariedad sin intención. IN A STRANGER´S HOUSE cruza esa línea. Lo que podría haberse salvado con una buena idea, un desarrollo sugerente o al menos un uso inventivo del espacio, termina convirtiéndose en un video largo, monótono y sin dirección. Ni siquiera el uso del espacio —el elemento más aprovechable del relato— resulta interesante. La casa, lejos de volverse un personaje o un laberinto psicológico, permanece genérica y desaprovechada. No hay huella de puesta en escena. No hay atmósfera. No hay cine.
En definitiva y resumiendo: IN A STRANGER´S HOUSE es una película frustrante y porque no decirlo, una mala película. No por ser pequeña, ni por su formato, ni por su apuesta minimalista, sino porque no ofrece nada en términos de tensión, historia o creatividad. Se limita a registrar lo cotidiano con una desgana disfrazada de realismo. Es un claro ejemplo de cómo el found footage, cuando se usa sin propósito claro, se convierte en una trampa que devora la narrativa. Solo para completistas extremos del género o para quienes buscan confirmar cuánto puede estirarse un concepto sin romperse. Para todos los demás, hay opciones mucho más valiosas y perturbadoras en el cine de terror independiente, o tender una lavadora es posiblemente mucho mas placentero que ver este largometraje.