Boston, año 1978. El líder de una banda que trafica con
armas está realizando una venta a un par de irlandeses en un almacén
abandonado. Pero el intercambio comienza a complicarse hasta extremos
insospechados y no tardará en iniciarse un largo tiroteo.
Frenética, violenta y divertida, FREE FIRE (2016) tiene
bastantes puntos para entretener, pero
en última instancia carece de las sorpresas necesarias para ser algo más que un
largo tiroteo en un almacén con personajes pintorescos. Cada vez que ves una película de Ben Wheatley, obtienes una sensación de odio/amor en sus largometrajes. Por poner un ejemplo HIGH RISE, su magnum opus del 2015, eran gloriosamente escandalosa y extravagantes, provocando huidas en su pase en el Festival de Sitges o aplausos en pie al final de la película (en los que me incluyo).