En la década de 1980, muchas productoras pudieron mantenerse
a flote económicamente a través de películas que fueran una saga o franquicia, incluida
New Line, que se debió en parte a PESADILLA EN ELM
STREET. A las películas les estaba yendo bien en términos de recaudación
en taquilla. Sin embargo, después de un total de cinco películas y siendo la
ultima un fracaso en taquilla, estaban convencidos de que era hora de terminar
finalmente con el personaje de Freddy Krueger o al menos darle un descanso más
prolongado. Sin embargo, para el final, como ya sugiere el título que fue PESADILLA FINAL: LA MUERTE DE FREDDY (1991) querían una despedida digna que no solo
hiciera justicia a la ambición de la saga, sino también al personaje
interpretado por Robert Englund, por lo que, en su sexta aparición,
tiene la oportunidad de demostrar que puede hacer mucho más que simplemente
matar a jóvenes víctimas. Además, la directora Rachel Talalay fue
quien se puso detrás de la cámara, siendo la primera vez que una mujer dirigía una
entrega del famoso asesino.
Después de diez años, Freddy Krueger vuelve a sembrar el pánico entre los adolescentes de Springwood. Utiliza para su venganza a un joven amnésico que le servirá para revitalizar sus poderes y localizar a su propia hija.