El cine de explotación de los años 80 es, para muchos, una cantera de placeres culpables, excesos visuales y vendettas emocionales sin mayor pretensión que la catarsis. VENGANZA SOBRE RUEDAS (1987), dirigida por Steven Hilliard Stern, es uno de esos títulos que, sin alcanzar jamás la categoría de clásico, se mantienen en el recuerdo por una combinación inusitada de rabia justiciera, camiones monstruosos y un espíritu de serie B que no intenta disimular su ADN: esto es pura gasolina, mugre y redención a martillazos.
Un conductor de camiones, construye uno especial de ocho toneladas, para ayudar a la venganza contra los rednecks que mataron a su familia y violaron a su novia.