
La guerra es un negocio desagradable que crea películas
emocionantes. Las grandes del género han tomado el épico espectáculo de dos o
más bandos enfrentados y se han mezclado con temas filosóficos con la acción de
explosiones, peleas cuerpo a cuerpo, batallas de tanques y todo tipo de caos.
Tienes razón si piensas que 1917 (2019) será
más de los mismo, pero después de unos minutos el espectador comprenderá que lo
que ofrece es diferente a cualquier película de guerra que se haya visto, una
que te sumerja en la primera línea del caos, terror, dolor y paz en formas que sorprenderán
al más escéptico.
La ejecución de este enfoque de la historia lleva unos
minutos para acostumbrarse, ya que la película comienza en un campo escénico y nuestros
dos protagonistas descansan un poco antes de ser despertados para el servicio.
Los seguimos mientras atraviesan el campamento, a través de trincheras
desordenadas y hacia los agujeros negros donde un general les da su orden
desalentadora, para que luego comience un score con el sonido de un reloj (score
realizado por Thomas Newman. Al principio puede ser un poco
difícil hacer un seguimiento de todo, pero me sorprendió lo inmerso que pronto se
convierte todo cuando comienzan su misión. Es en estos primeros momentos donde
la increíble tensión no se libra a través de una batalla inminente o de
emocionantes tiroteos, sino a través de la inquietud que proviene del suspense
de la guerra.
Los dos hombres, y por lo tanto el público, no tienen idea
de lo que va a suceder. A medida que el dúo avanza lentamente a través del
páramo yermo que es la tierra de nadie, no tenemos idea de si una bala pudiera
salir disparada de la inmensidad. Entre el impecable diseño de producción, el
trabajo surrealista de Deakins y la edición cuidadosa de Lee,
estamos justo detrás de estos hombres y sentimos cada huella en el barro y cada
escalofrío. Las apariciones de actores más reconocibles son breves y actúan
como viñetas en la gran historia, mostrando la complejidad de los efectos de
las dificultades que pueden tener estos hombres.
De aquí en adelante, Mendes y el equipo
exhiben una clase magistral de cine, combinando la estructura de la historia de
SALVAR AL SOLDADO RYAN (1998), la intensidad y la emoción de DUNKERKE (2017), y el enfoque estilístico de BIRDMAN (2014). Se realiza un experto trabajo combinando
el repentino caos de su misión con los momentos increíblemente humanos, con Mendes
y Wilson-Cairns escribiendo pequeños momentos que hacen que la
película sea más un estudio de estos personajes y su disposición a perseverar
ante las imposibles probabilidades. Realizar todo en una serie de tomas largas,
con los "cortes invisibles" tan bien escondidos por Lee que
se merece todos los premios que puede recibir en el aspecto técnico y permite a
Mendes mantener momentos particularmente emocionales, dejando que
el dolor y la tensión de la guerra se instalen y jueguen en tiempo real. Es
brutal e imposible mirar hacia otro lado, capturando innumerables momentos con
una sensación de autenticidad sin explotar en otras películas de guerra.
Acercándose un poco al estilo de Hitchcock,
estos momentos más tranquilos llevan al espectador a una sensación de calma y
familiaridad, solo para estallar en un estado de pánico e inquietud a medida
que la naturaleza de la guerra aparece. Deakins, enmarca todo,
desde las batallas aéreas hasta los tiroteos desde el punto de vista de uno de
los personajes principales. Sin duda una escena que transcurre en un pueblo es
uno de los momentos de tensión que traspasaba la pantalla y directamente me hacían
removerme en la butaca. También 1917
tiene problemas (no todo es perfecto). La forma en que se construye la historia
y esos momentos en los que aparecen personajes en los momentos tranquilos se
ven un poco forzados y no añaden nada a la historia. Aparte de esto, está claro
que la historia solamente está construida para llevar al espectador a esas
escenas de tensión e inmersión que tan bien funcionan, lo que deja claro que la
historia es un simple “correcalles” o cola de parque de atracciones que mientras
esperas, te ponen imágenes para que no te aburras entre escena y escena.
En definitiva y resumiendo: 1917 esta
cerca de rozar la maestría en todos los aspectos técnicos y es difícil de
explicar si no eres capaz de visualizarla. Es una experiencia visceral y
desgarradora. Lo que Mendes y su equipo ha logrado un gran logro cinematográfico
que es una gran manera de comenzar el año. Quizá su aspecto negativo sea una
historia que como he contado antes, es que el guion es solo una pequeña excusa
para demostrar los logros técnicos que se han conseguido en la película, pero
sin duda, es una película que hay que ver obligatoriamente y en pantalla grande
(como tiene que ser).