
A 47 METROS es el
último thriller del director Johannes
Roberts, que también es conocido por dirigir EL OTRO LADO DE LA PUERTA (que era
un truño de cuidado). La premisa básica de la película recuerda al
largometraje INFIERNO AZUL que se estrenó el año
paso y que era la supervivencia de una persona contra un “amigable” tiburón. Al
igual que lo que fue un vehículo de lucimiento por parte de Blake Lively, la esperanza de A 47 METROS es
crear una película de serie B para los amantes del género y poder disfrutarla
en los cines. Mientras que sobre todo consigue aprobar en sus intenciones,
todavía deja mucho que desear. A 47 METROS es un thriller de supervivencia
decente, pero nada especial, que es poco más que entretenimiento de cine
veraniego.
Los temas más importantes de la película son con el guión.Muchos
de los papeles son totalmente planos y delimitados, con la menor cantidad de caracterización
(básicamente todos los secundarios).Las protagonistas Lisa y Kate trabajan más
como hilo conductor para que los espectadores experimenten los acontecimientos
indirectamente a través de ellas. Mandy Moore
y Claire
Holt hacen un buen papel en sus respectivas partes, no hay mucho que hacer
que el pánico y el grito que pueda ser de molestia para el espectador en lo que
se refiere a actuación. La historia principal carece de un nivel emocional,
haciendo que las emociones en gran
medida superficial y anticlimáticas. La película está diseñada para ser tener
una narrativa sencilla y el realizador
se toma a pecho esto último.
Donde el director si tiene éxito es en el lado técnico, la
elaboración de escenas de terror entre el tiburón y sus presas. El director
emplea una abundancia de primeros planos, dando un aire de claustrofobia y
temor. A veces lo hace en este sentido, ya que ocasionalmente la acción puede
ser difícil de seguir (algunas escenas pueden provocar un poco de mareo, con el
movimiento nervioso de la cámara) pero es un estilo agradable que puede hacer
que el público se sienta incómodo. Los escenarios de poca luz creados por el
director de fotografía también son eficaces, dando a la película una sensación
de imprevisibilidad. Por lo general no hay ninguna advertencia sonora para
cuando el tiburón llega, destacando la desesperanza y el peligro de la
situación de Lisa y Kate. Con unos 90 minutos de duración, Roberts crea un ritmo sólido que no tiene ningún altibajo o
sensación de aburrimiento. También merece un punto positivo el no abandonar nunca las otras amenazas (como
los tanques de oxígeno) para mantener la tensión en todas partes.
Lo que termina llevando a cabo la película de nuevo a ser un
simple entretenimiento es que las elecciones de las protagonistas para escapar
de la jaula son totalmente arbitrarias
en lugar de naturales para que la película sólo siga funcionando, dando a los
espectadores un poco de motivo para realmente preocuparse por lo que sucede en
la pantalla. El primer acto de la película es particularmente descuidado en su ejecución (todo lo que ocurre para que ellas acaben en
una jaula en el fondo del mar) y esperando que llegue el tiburón para animar la
fiesta. También puede que el acto final sea un batiburrillo de “falsos finales”
o giros del guion que pueden ser aceptados de buen grado o provocar un cabreo.
En definitiva y resumiendo: A 47 METROS sabe cómo ofrecer
emociones de terror y pánico en el espectador, pero hay poco detrás de ellos
para hacer que la película sea memorable (como no ocurrió con INFIERNO AZUL).
Será un buen limpiador de preocupaciones para los aficionados a la película en
busca de un descanso de blockbusters de grandes presupuestos, pero a menos que
uno sea un fan de este tipo de películas con tiburones cabreados en busca de
carnaza, no creo que sea una elección para el espectador medio una vez este
delante de la cartelera.