Para Evan (Seann William Scott) la familia es
lo más importante. Todo aquel que amenaza con destruir la paz que reina entre
él, su mujer y su hijo recién nacido descubre este hecho por las malas. Por
desgracia para Evan, las cosas se complican cuando sus tendencias violencias
comprometen sus actos, convirtiendo su vida en un baño de sangre.
A todo el mundo le gusta que un actor/actriz conocido pruebe
algo diferente a lo que esta normalmente acostumbrado. Octavia Spencer
en EL SOTANO DE MA (2019), James McAvoy en MULTIPLE
(2016) y más si es en el género del terror. La productora Blumhouse ha tomado
nota, por lo que no es de extrañar que detrás de BLOODLINE
(2019), este un actor muy conocido de principios del siglo XXI como es Seann
William Scott (AMERICAN PIE). Pero
mientras que otros han encontrado un resurgimiento en su inesperado cambio
hacia el lado oscuro, el conocido “Stiffmeister” lamentablemente no es tan
afortunado.
Con una parte de investigación de la psicología humana,
parte de slasher elegante (al estilo del giallo) BLOODLINE
desafortunadamente no es nada particularmente nuevo o emocionante, que vaya a
sorprender al espectador. El personaje de Seann William Scott
llamado Evan tiene una dualidad decente: consejero de la escuela secundaria y
padre primerizo durante el día, vengador/asesino en serie por la noche, y
definitivamente hay algo de atracción hacia él como personaje. El equilibrio
trabajo-vida / hogar-vida / asesino-vida tiene una tensión innata, y el
director Henry Jacobson aporta un toque de neón a las imágenes
que agrega un toque extra.
Pero simplemente no se puede escapar al hecho de que esta es
una historia que definitivamente hemos visto antes, varias veces, y de una manera
mucho mejor también. BLOODLINE es muy a
menudo, similar a la serie de Tv DEXTER
(2006) sin mencionar una gran cantidad de otros slashers suburbanos similares,
más centrados en la psicología y la moralidad interna de sus asesinos. Esto,
como resultado, es solo otra película para apilar junto a las demás por ser similar.
Pero, aunque ha demostrado ser un actor talentoso incluso
fuera de los ámbitos de la película para adolescentes de los años 90 y 00 como ocurrió
con la película GOON (2011), Scott
es demasiado bidimensional aquí, e incapaz de mantener todo a flote en
solitario. No hay una verdadera sensación de peligro y el problema que mas arrastra
BLOODLINE es que su desarrollo durante la
primera mitad de la película es la repetición automática de eventos, que puede
llegar a cansar al espectador, hasta que justo en la mitad, los guionistas nos
ofrecen una “sorpresa” para levantar de nuevo el interés. Pero esto dura poco,
ya que con la introducción del personaje del policía interpretado por Kevin
Caroll tampoco crea una amenaza para Evan y sin duda, si ese personaje no
hubiera aparecido, seguramente, todo seguiría igual en la historia.
En definitiva y resumiendo: Como drama, el conflicto entre
personajes es bastante plano, y como película de terror, funciona en términos de
violencia y sangre, pero poco más. El resultado es una película que se siente a
la vez demasiado familiar y olvidable. Ver a William Scott actuar
con un papel muy diferente a lo que está acostumbrado, podría hacer que BLOODLINE valga la pena para aquellos fanáticos acérrimos
de AMERICAN PIE. Pero para los fanáticos
del género y para cualquiera que haya visto a Dexter, será una película para “usar
y tirar”.