Hay algo en las películas de supervivencia que siempre me remueve por dentro: ese nudo en el estómago cuando oyes un crujido en la oscuridad y no sabes si es un animal o algo peor. ZONA DE CAZA (2025), dirigida por Derek Barnes , intenta capturar ese miedo primal. Rodada con un presupuesto modesto que rezuma esfuerzo y pasión, sigue a una madre huyendo de la mafia que acaba en un refugio que no es lo que parece. Tiene momentos que te clavan al sofá, pero se pierde en un ritmo desparejo y diálogos que no siempre dan la talla.
Una madre que huye de su marido, relacionado con la mafia, encuentra refugio en casa de un vagabundo llamado Jake, pero cuando los hombres de su marido se acercan, Jake resulta ser más peligroso que cualquiera de los que ella huye.
El punto donde ZONA DE CAZA realmente intenta diferenciarse —y donde justifica su título— es en el giro de guion: Jake resulta ser tan o más peligroso que los perseguidores originales. Este cambio transforma la narrativa de una simple persecución de acción a un juego de supervivencia psicológica. Chloe se encuentra, literalmente, atrapada entre dos fuegos, obligada a calibrar constantemente cuál de los "depredadores" en su vida representa la amenaza más inminente. Rozon brilla en este cambio de registro, pasando de ser un protector taciturno a una figura de un psicópata errático que disfruta de la "caza". Las secuencias de acción son otro de los puntos a favor. Si bien la coreografía no siempre es fluida, la crudeza de los enfrentamientos se siente visceral y real. Se nota la mano de Barnes, con su trasfondo en el cine de acción, al priorizar la efectividad brutal sobre el glamour. Los momentos de violencia son rápidos, impactantes y logran el objetivo de mantener la adrenalina alta.
Los problemas de ritmo son evidentes, especialmente en la parte media, donde la tensión se alarga innecesariamente antes de que el peligro de Jake se establezca por completo. Se pierden minutos valiosos que se podrían haber invertido en pulir el guion. Pero el mayor escollo reside en el desarrollo del universo y la justificación de Chloe. En el clímax, la protagonista se revela como una fuerza de combate formidable. Si bien es refrescante ver a una mujer tomar el control de su propia supervivencia, el guion no ofrece ninguna explicación creíble sobre dónde aprendió estas habilidades letales. La falta de contexto hace que este giro en su carácter se sienta más como una conveniencia narrativa que como un arco de personaje bien construido. Es un "de repente sabe pelear" que rompe la inmersión y la lógica interna de la película, una debilidad común en este tipo de producciones.
Además, los villanos originales, los matones del exmarido, son tan genéricos que parecen sacados de un generador de personajes de serie B. Sus diálogos son planos y su función se reduce a ser meros objetivos para la violencia de Jake, desaprovechando la oportunidad de construir una amenaza más compleja y motivada.
En definitiva y resumiendo: ZONA DE CAZA es, en esencia, una buena idea ejecutada con medios limitados. Funciona como una pieza de cine de acción directo y sin adornos que explora el miedo a confiar en el desconocido y la transformación de la víctima en guerrera. La química entre Alatalo y Rozon mantiene la película a flote, y el giro de Jake inyecta un suspense genuino. Sin embargo, Barnes habría necesitado invertir más tiempo en dar profundidad a Chloe y en justificar su ascenso a heroína de acción. En lugar de una experiencia completamente satisfactoria, obtenemos una montaña rusa emocional de 89 minutos que, aunque te entretiene, te deja con la sensación de que con un poco más de pulido y ambición narrativa, podría haber sido mucho mejor. Si buscas un thriller que te mantenga pegado al asiento y no te importe la falta de sofisticación, dale una oportunidad. Si esperas un guion hermético, quizás sea mejor buscar otra presa.