Paradise Hills (2019)


Paradise Hills es un internado de lujo donde familias acomodadas mandan a sus hijas para que sean entrenadas y educadas para ser mujeres perfectas. Uma (Emma Roberts) es enviada allí y pronto descubrirá que la residencia oculta un oscuro secreto.


¿Pueden imágenes impresionantes y una decoración deslumbrante convertir una historia que parece simple en una experiencia apasionante? Una y otra vez en el mundo cinematográfico, surge la pregunta sobre la ponderación de la forma y el contenido. En su debut en la pantalla grande de la directora Alice Waddington con la película PARADISE HILLS (2019) pone mucho más énfasis en esas imágenes impresionantes y decorados donde crea un mundo colorido en el que prevalece una atmósfera extrañamente surrealista. Una película que mezcla ciencia ficción, fantasía y muy pequeñas notas de terror, es una fiesta para los ojos del espectador y ese es su principal atractivo a pesar de algún pequeño  punto flojo en su guion.


Desde el principio, Waddington envuelve al público en imágenes embriagadoramente emocionantes que oscilan entre la gracia y la ansiedad. La isla solitaria en la que Uma y las demás chicas están encarceladas parece el sueño de una niña que vive en un mundo rosa y blanco, y tiene una cualidad inquietante de cuento de hadas. Sin embargo, la intrusiva belleza y la alegría de todo lo que rodea al personaje de Emma Roberts provocan inmediatamente una sensación de incomodidad (tanto en el personaje como en el espectador). Todo se asemeja a una jaula dorada, al que le da vida el equipo de decoración con gran atención al detalle. Dentro de la institución, hay muchas cosas extrañas por descubrir, como una sala de terapia, en la que Uma, amarrada a un carrusel que casi sube al techo, debe someterse a una especie de lavado de cerebro. El mundo futuro que nos presenta la película es una mezcla excéntrica de elementos antiguos y futuristas. Los autos voladores y los hologramas escondidos en las joyas forman parte de la vida cotidiana como los majestuosos salones de baile y los suntuosos vestidos que recuerdan a la época barroca.


El vestuario y el paisaje hacen mucho. En general, sin embargo, la escena distópica sigue siendo un poco difusa. La directora y su equipo podrían haberle dado al espectador una mirada más cercana a la era donde ocurren las acciones, en la que la sociedad se ha desarrollado al revés (ojala una "expansión" en formato de cómic). La autodeterminación femenina es simplemente una afirmación dentro de la película que ya muchos espectadores dan por hecho. Las chicas jóvenes no pueden decidir qué quieren hacer y qué quieren hacer, pero tienen una forma rigurosa con las ideas de su entorno. Un pensamiento espantoso del que podría surgir una cautivadora historia de emancipación. El guion, escrito por Brian DeLeeuw y Nacho Vigalondo, es un mosaico de buenas ideas, pero puede que poco convincentes para algunos espectadores (a mi esa idea me parecieron mas que correctas).


El personaje de Uma, que es el centro de la historia, también se siente en ocasiones “poppy” como por ejemplo con respecto a su romance con Markus y su afecto por Amarna. Las escenas de suspense rara vez aparecen en la primera hora de metraje, porque los creadores están interesados ​​principalmente en crear un estado de ánimo irreal. En el tercer acto, PARADISE HILLS comienzan las sorpresas de guion, que aportan una nueva dinámica a la acción.


En lo que se refiere a las actuaciones, Waddington tiene en su elenco actrices increíbles, como la mencionada anteriormente Emma Roberts, Milla Jovovich, Awkwafina, Danielle Macdonald y Eiza González. Jovovich en particular canaliza esta extraña y exagerada actuación y que se vuelve más extraña a medida que avanza la película. González continúa demostrando que es una de las actrices más interesantes en el panorama actual debido a la fuerza y ​​la vulnerabilidad que muestra en la película. Awkwafina y Macdonald no tienen mucho que hacer, pero ambas se aseguran de que las recuerdes de una manera única una vez que los créditos acaban. En cuanto a Roberts, ella juega un papel difícil mientras camina con atuendos elegantes, cabello rosa pastel y parece que quiere pelear con todos con los que hace contacto visual.


En definitiva y resumiendo: PARADISE HILLS es una película de amor u odio. Si el espectador se entrega al nivel que pide la película, es probable que la disfrutes mucho. Si no puedes, al menos queda claro que hay que quedarse con la fantástica  parte visual o simplemente te encantan los disfraces, vale la pena echarle un vistazo. Simplemente es una película que no es para todo el mundo, pero que, bajo mi punto de vista, es una apuesta arriesgada que merece ser aplaudida.