
FRACTURA (2019) es una
película que llama la atención debido al equipo por primera vez relativo que está
detrás de ella: la película está dirigida por Brad Anderson, cuya
SESSION 9 (2001) es un
largometraje interesante y el guion es de Alan B. McElroy, cuyos trabajos
incluyen HALLOWEEN 4 (1988) y KM: 666 (2003) La
película resultante de esta colaboración es un thriller que Anderson
dirige decentemente pero que McElroy intenta hacer todo lo
posible para mantener al espectador adivinando y cuestionando la realidad
durante todo el metraje. Pues tengo que decir que FRACTURA
es una decepción ya que especialmente el espectador no es tonto y básicamente se
puede adivinar ese final misterioso durante los primeros 15 minutos de metraje y,
sin embargo, Anderson y McElroy mantienen la
historia funcionando en círculos que llega a ser un aburrimiento durante sus
otros 85 minutos.
El actor nacido en Inglaterra y criado en Australia, Sam
Worthington, interpreta al personaje principal Ray Monroe con un
cuestionable intento de acento estadounidense, y tan pronto como nos encontremos
con este personaje, directamente la película tiene un fallo y es este actor.
Sinceramente Worthington no es un actor que sea conocido por su amplio
catalogo de personajes y verlo como un padre sufridor realmente el que sufre es
el espectador. Sinceramente hubiera preferido que el giro de guion sucediera a
los 20 minutos y el personaje principal fuera asesinado… pero no ocurrió,
llegando a un nivel que ojo podría ser una de las peores actuaciones de un
actor que he visto en este año.
FRACTURA deja en claro
desde el principio que solo hay dos formas posibles de resolver esta situación:
dejarse llevar por una interminable lista de “clichés” que pasan por la
pantalla o simplemente no verla. El inicio de la película (los primeros 30 minutos)
funcionan, con un padre con dificultades y una crítica social a el sistema de salud
de USA, pero después la mayor parte del tiempo de metraje consiste en que Ray
confronta a diferentes personas en el hospital, exigiendo saber dónde están su
mujer y su hija, mientras que esas personas responden diciéndole que está equivocado.
Esta claro que el espectador tiene que esperar en la película muchas escenas
como esas, pero no esperaba que tomaran tanto tiempo en pantalla.
Todo se revela al final, pero el viaje que llega a esa
conclusión no es emocionante como alguien puede espera. Creía que la película
escogiera un camino y siguiera adelante mucho antes del final, y una vez que
llegó el clímax, las cosas comenzaron a sentirse muy absurdas. Al menos visualmente
la película se ve bien, y Anderson y el director de fotografía
Björn Charpentier capturan unas buenas imágenes en los extraños momentos
en la acción sale del hospital.
En definitiva y resumiendo: FRACTURA
es solo un concepto interesante, pero no vale en absoluto la pena
verla, por muy fan de los thrillers que sea el espectador o que le gusten los
giros de guion con sorpresa. El papel de Worthington es
lamentable y básicamente va en conjunto al resultado total de la película.