
La opinión se dividirá sobre la influencia del director Taika
Waititi que obtuvo a partir de películas consecutivas
como son: LO
QUE HACEMOS EN LAS SOMBRAS (2015), HUNT FOR
THE WILDERPEOPLE (2016) y el éxito de taquilla THOR: RAGNAROK (2017) y si ha sido demasiado
ambicioso con su nueva película titulada JOJO
RABBIT (2019). Ciertamente no se lo
pone fácil al espectador, al optar por hacer una película satírica de la
Segunda Guerra Mundial ambientada en la Alemania nazi que aborda el Holocausto.
Si bien podría decirse que es un trabajo menor que sus anteriores películas, JOJO RABBIT sigue
siendo un gran esfuerzo con algunos momentos humanos que
tocarán la fibra sensible incluso con los espectadores más cínicos.
Una vez más, Taika Waititi demuestra su genio
en cuanto a trabajar con niños actores, con Roman Griffin Davis haciendo
un gran papel como el fanático, pero agradable Jojo. Sin duda, no es un
equilibrio fácil de alcanzar, dado que pasa la mayor parte de la película
idolatrando a Hitler y arrojando odio hacia el pueblo judío. Lo que Waititi
hace tan brillantemente es transmitir la absoluta idiotez del odio, con su
madre, interpretada por una cálida Scarlet Johansson, ya que, a
pesar de su exasperación, ella trata de encontrar esa pizca de humanidad que
queda en su hijo, antes de que ella no pueda reconocer a su hijo en absoluto.
Hasta cierto punto, la película es una batalla por su alma, con ella encarnando
todo lo bueno que queda dentro de él, mientras que el amigo imaginario de Jojo,
interpretado por Waititi y siendo el propio Hitler en
una actuación que le debe mucho a Chaplin y a su película EL GRAN DICTADOR (1940),
que tratara de que Jojo solo tenga odio en su corazón.
El papel de Johansson es secundario (como lo es Waititi,
incluso si los trailers lo enfatizan, el Hitler imaginario no aparece tanto)
con los verdaderos protagonistas no solo de Davis, sino también
de Thomasin McKenzie. McKenzie, una simple víctima,
a la que la actriz le da una visión completamente tridimensional y que está tan
consumida por el odio como Jojo, aunque por una razón mucho más comprensible.
Es solo cuando los dos comienzan a encontrar puntos en común, cuando se empieza
a atisbar un poco de humanidad y comienza una buena química en pantalla entre
ambos.
Incluso hay que tener en cuenta que JOJO RABBIT puede “funcionar”
como una película familiar. Waititi tiene un mensaje que quiere
transmitir a los niños sobre nuestra historia, y la película así lo demuestra.
Sin embargo, la película tiene su divertimento, con una buena dosis de humor
irreverente, como el campamente de verano nazi para las Juventudes Hitlerianas que
es bastante hilarante. Rebel Wilson, Alfie Allen y Stephen
Merchant interpretan a sus personajes nazis de una manera caricaturesca,
aunque Sam Rockwell como el comandante tuerto se le da un poco
más de papel (y lo hace de una manera extraordinaria). Nadie puede interpretar
a un bastardo con cualidades como él, y sus escenas sin duda son de lo mejor de
la película. Waititi también presenta algunos momentos brutales y
realistas que hacen que JOJO RABBIT
vuelva “a la tierra” cada vez que amenaza con volverse demasiado fantasiosa. Al
igual que sus otras películas, Waititi también infunde esto con
mucho estilo, con una hermosa cinematografía de Mihai Malaimare Jr
y una selección genial de melodías pop altamente anacrónicas, la mayoría de las
cuales se presentan en versiones alternativas grabadas por artistas para el
mercado alemán como The Beatles, Roy Orbison y David
Bowie.
En definitiva y resumiendo: JOJO
RABBIT no será del gusto de todos los espectadores, pero es un
trabajo reflexivo y bien intencionado que en ciertos momentos funciona de
manera brillante (mas en los momentos enternecedores que en la propia comedia).
Algunos espectadores la amaran, otros la odiaran, pero con suerte nadie descartara
darle una oportunidad.
