
Después del éxito mediático que obtuvo VERONICA (2017) entre la crítica y el público, es
normal que nuestro cine patrio intente repetir el “éxito”, y mas en el genero
de terror que siempre ha tenido buenos ejemplos en esta ultima década. Así que
con uno de los directores de la recomendada MATAR A
DIOS (2017) la industria nos presenta
en esta ocasión la película MALASAÑA 32
(2020).
Inspirado en testimonios reales de vecinos del céntrico
barrio de Malasaña, incluyendo las narraciones sobre el edificio maldito de la
entonces calle Antonio Grillo, el film se ambienta en el Madrid de los años 70
y lo que suponía una oportunidad vivir en esta ciudad cuando llegabas desde un
pueblo. En este punto, es una buena critica
social a lo que ocurría en esa época, pero el problema es que no deja de ser un
desarrollo un poco vacío para lo que pasa en la pantalla durante todo su
metraje, ya que, a pesar de estar ambientada, simplemente tenemos como
escenarios, el edificio en el barrio de Malasaña, un par de casas más, una fábrica
de Pegaso y el mítico Galerías Preciados. En términos de dirección Albert
Pintó demuestra que tiene buena mano dirigiendo y orquestando todas las
acciones que suceden, la tensión que tenemos en MALASAÑA
32 por lo que intenta transmitir de
buena manera los sustos que suceden. Sin duda lo mejor es la dirección fotográfica,
con los movimientos en escena que funcionan y a nivel artístico, están cuidados
todos los detalles del piso principal, pero los demás escenarios son bastante “Random”.
En lo referente al elenco, digamos que hay luces y sombras. Iván
Marcos y Bea Segura como patriarcas de la familia Olmedo,
cumplen con sus respectivos papeles, pero sus momentos de dramatismo son un
poco forzados. Begoña Vargas y Sergio Castellanos cumplen
simplemente, pero cuando la historia se intenta centrar en Vargas
no sabe gestionar su papel y se ve sobreactuando de una manera que hace que el espectador
no se concentre en lo que sucede. Iván Renedo como el pequeño de
la casa, da ese toque de candidez, pero no deja de ser un recurso de la
historia para provocar las escenas de terror. Sin duda un elenco que cumple,
pero no será recordado (al menos de sus escenas, donde se nota que patinan
todos en la actuación).
¿Entonces cual es el problema en MALASAÑA
32? Simplemente que el guion escrito por ¡4! personas es de una vagancia
considerable. Sufre de susto fácil y de repetición
de “scare jumps” que es muy preocupante. Si cada vez que hubiera un portazo en
la historia, alguien se tomara un chupito de alcohol, a mitad de historia habría
una platea de espectadores ebrios, y lo mismo se puede trasladar a las escenas
de “encender y apagar luz”. También tiene un esquema de guion bastante flojo
que simplemente nos hace pasar de una escena de terror a otra sin preocupar los
agujeros de guion o la absurdez. El problema es que MALASAÑA
32 para el fanático del terror, posiblemente tenga una escena
bastante original o que puede provocar un terror real al espectador y cuyo
protagonista es el pequeño Rafita. Todo lo demás que intenta ser terror es una sucesión
de clichés exagerados, están absolutamente todos. El problema también que tiene
la película es que parece un puzle formado por escenas de otras películas de
terror, en especial y un poco sangrante es lo que intenta “homenajear” (que
queda más bonito que decir “pequeños plagios”) sobre una saga de terror del
director James Wan, tanto que tenemos incluso una versión castiza
de uno de sus personajes, que en esta ocasión esta interpretada por Concha
Velasco que sinceramente es lo mejor de la película.
En definitiva y resumiendo: MALASAÑA
32 tiene unas expectativas que no
puede cumplir una vez acabada la película. No es problema de dirección o
actuación (bueno de actuación quizá un poco sí) pero su gran error es intentar
copiar el esquema de otras producciones extranjeras (sobre todo americanos) y utilizar
todos los “clichés” habidos y por haber en el género de terror, además de que
algunos son repetidos hasta la saciedad. La sensación es que no satisface al
espectador veterano de terror, pero si quizás al espectador casual le sorprenda.
Creo, sinceramente que MALASAÑA 32 es una de las primeras decepciones del año (y es una
pena).