Good Boy (2022)

 

La obra cinematográfica noruega "GOOD BOY" (2022), dirigida por Viljar Bøe, emerge como una propuesta que fusiona la contemporaneidad de las relaciones en línea con el otorgamiento de una mirada al universo fetichista y su manifestación a través del "juego de cachorro".

Christian, un heredero millonario, conoce a Sigrid, una joven estudiante, a través de una aplicación de citas. Congenian rápidamente, pero solo hay un problema: Christian le habla de su perro y ese "perro" parece ser Frank, un hombre aparentemente secuestrado que se disfraza y actúa constantemente como un perro.

La travesía de Sigrid, interpretada con encanto por Katrine Lovise Øpstad Fredriksen, comienza bajo la promesa de una comedia romántica con giros imprevistos. Sigrid, una vez sumergida en el mundo de las aplicaciones de citas, encuentra a Christian, un galán interpretado por Gard Løkke, cuya herencia millonaria podría eclipsar cualquier excentricidad. Pero cuando la excentricidad se desvela como una predilección por tener un perro que en realidad es un ser humano disfrazado pero que se comporta como un can, la película toma un camino que arriesga la complicidad con su audiencia.


Destacando la química entre Fredriksen y Løkke, "GOOD BOY" ofrece momentos en los cuales la empatía por esta pareja peculiar es instantánea y fulgurante. La cinta despliega una paleta de situaciones potenciales ricas en humor y el absurdo: desde un triángulo amoroso entre los personajes centrales y un amigo cercano hasta un sorpresivo giro que pudiera involucrar alienígenas. No obstante, es la desviación a los convencionalismos del género de terror psicológico y el tratamiento del BDSM lo que prevalece en el argumento, minando la creatividad inicialmente establecida y que podría haber abierto muchas posibilidades mas acertadas. La metamorfosis de la cinta, de una comedia romántica curiosa y afable a un thriller psicológico con pretensiones serias sobre temas sexuales, resulta una transición que malogra la habilidad del relato para mantener su principal innovación. La crítica dirigida a la perspectiva conservadora que distorsiona la representación del BDSM evoca reminiscencias de las respuestas que provocó la horrible "50 SOMBRAS DE GREY" (2015).


Este último acto que "GOOD BOY" presenta, desafortunadamente, eclipsa la inteligencia y el humor que la precedieron. La cinta sucumbe debido a la incoherencia narrativa y a decisiones cuestionables por parte de los protagonistas. Las posibles lecturas de la película, que equiparan prácticas sexuales consensuadas con violencia y tortura, pueden no solo generar desconcierto sino también indignación entre sus espectadores. Finalmente, "GOOD BOY" posee el brillo de una buenas premisa que coquetea con lo osado y lo insólito, pero cae presa de convencionalismos del cine de género en su búsqueda de un cierre. Mientras que por un lado valida los prejuicios y temores hacia lo desconocido, por otro desaprovecha la oportunidad de explorar con curiosidad y comicidad las sendas del deseo y las identidades sexuales. Con un guion que promete sustancia pero entrega bastantes sombras, la película podría haber reinventado ciertas partes del genero del terror o el thriller, pero opta en cambio por una ruta menos innovadora y más segura, dejando al espectador cuestionando si el verdadero arquetipo que necesita ser desmantelado no es otro que el de una formula demasiado gastada. 


En definitiva y resumiendo: "GOOD BOY" dentro del panorama del cine romántico y del thriller psicológico, nos lleva desde un comienzo prometedor hasta una conclusión que desconcierta y acaba decepcionando. Un viaje que bien podría ser una alegoría del riesgo que conlleva renunciar a ideas extrañas pero extraordinarias por lo mas seguro y complaciente, pero donde lamentablemente, no complace y deja al espectador divagando sobre la historia y lo mucho que podría haber dado de si.