Horror Park (2023)

En el mes de octubre, la industria cinematográfica suele lanzar una serie de filmes de terror para coincidir con el fervor de Halloween. Sin embargo, esta tradición anual a menudo padece de lanzamientos tan olvidables como "EL EXORCISTA: CREYENTE" (2023), y hasta la intentona de "FIVE NIGHTS AT FREDDY´S" (2023) por captar la esencia del famosos videojuego en la pantalla grande. Entre estos intentos deslucidos, "HORROR PARK" ni se estreno en Octubre, llegando a nuestras pantallas en pleno febrero, posiblemente por su mediocridad espantosa y su incapacidad de ofrecer algo más que un lamentable eco de lo que es el genero de terror.

A Fiona, la encargada de un parque, le toca ocuparse de unos antiguos amigos de la escuela secundaria que han ganado una visita previa exclusiva de Halloween a un parque de atracciones, una noche entera, para ellos solos. Algodón de azúcar, palomitas de maíz y tiovivos se suceden unos detrás de otros, pero la diversión se convierte rápidamente en una auténtica pesadilla cuando se dan cuenta de que no están solos en el parque. Todos sus pecados del pasado vuelven cuando se dan cuenta de que solo haciéndoles frente podrán sobrevivir.

Desde Suecia nos llega "HORROR PARK" (2023), un insípido intento de terror que amenaza con evaporarse en el aire denso sin dejar rastro. Ni su título insulso ni su reparto anónimo consiguen hacerlo memorable. Los parques de atracciones, con todo su potencial de encanto perverso y maliciosas expectativas, quedan reducidos a nada en manos del director Simon Sandquist, que parece haber perdido el mapa en la casa de los espejos y se contenta con recorrer un camino ya pisoteado y previsible. Los guiños a películas como "EL CARNAVAL DE LAS ALMAS" (1962) no hacen más que acentuar la crudeza con la que "HORROR PARK" gestiona su casa del terror. La historia, si así puede llamarse, se desangra en su propia mediocridad, desaprovechando momentos, y estancada en el cliché y no en el clímax. La presencia, o falta de ella, del antagonista enmascarado ataca con la sutileza de un martillo de feria: bruto, sin finura y carente del cualquier suspense.

Lo que sigue es un desfile funerario de arquetipos y situaciones tan desganadamente escritas que suscitan más apatía que interés. Los encuentros con el asesino carecen de cualquier agudeza psicológica o física; más que una caza, parece un tétrico juego del escondite donde los participantes tienen la misma dosis de entusiasmo que un turista perdido en un parque abandonado. La trama apenas se digna a tener algo de misterio. El escaso intento de esconder la identidad del villano se desmorona más rápido que la credibilidad de la película. "HORROR PARK" le hace un flaco favor al género slasher, no por la promesa de innovación, sino por la certeza de que todo en ella ha sido ejecutado con la pereza de un fantasma sin ganas de asustar.


En definitiva y resumiendo: Tras aguantar la visión de "HORROR PARK", experimento un vacío, no por lo que he perdido sino por lo que nunca se me ofreció: terror, originalidad, coherencia. Hablar de oportunidades perdidas sería atribuirle una esperanza que el filme no merece. Si algo tiene de terrorífico "HORROR PARK" es su propio reflejo como ejemplo de lo que NO se debe hacer en una película, una obra cuyo mayor susto es su calidad, no sus intentos de asustar al publico. "HORROR PARK" no es solo que se asome al abismo del olvido; es que de seguro caerá en él, arrastrando cualquier rastro de expectativa con su caída.