A Ghost Story (2017)

Un músico (Casey Affleck) muere en un accidente de coche y vuelve como un fantasma a la casa en la que vivía con su mujer (Rooney Mara).

Después de dirigir EN UN LUGAR SIN LEY (2013) el director David Lowery decidió alterar su ascenso a la gloria en el cine “indie” al asumir las considerables demandas de una producción de Disney. Lowery fue una opción inusual para tomar el mando del remake de PEDRO Y EL DRAGÓN del 2016, pero se las arregló para crear algo notable en una nueva versión, regalando con su  esfuerzo un sentido de magia y  sinceridad que rara vez se encuentra en el entretenimiento familiar (aspecto que me sorprendió, para bien).Ahora Lowery vuelve a las necesidades del cine sin presupuesto, con A GHOST STORY (2017) que es lo opuesto a una experiencia visual de su anterior película Disney. Desafiando a la mente, el esfuerzo es puro Lowery, que pone todo en una historia sobre el tiempo, el más allá y las relaciones personales.


Nada llega rápidamente a los personajes de A GHOST STORY. Viven en como en una especie de “animación suspendida”, con Lowery usando la lentitud como una herramienta para contar historias, creyendo en el poder de la pantalla como una forma de identificar la contemplación intensa por parte del espectador. Se puede decir que el director se encuentra abrazando a su Terrence Malick interior. Hay imágenes espléndidas, inquietantes e impactantes, que luego, de forma contemplativa, permite que se olviden de una manera onírica. Es una película que le pide a los espectadores a experimentar y reflexionar en lugar de  los ritmos de narración  a los que están acostumbrados, al tiempo que desafía y pide a su audiencia que explore su estado de ánimo y la historia que se cuenta. La película quiere que sientas en lugar de esperar que te entretenga. Para algunos, será una tomadura de pelo (aspecto que se pondrá a prueba con la escena de Mara comiéndose una tarta durante 5 minutos) y sobre todo porque la escasa narrativa de la película que reflexiona más que explicar sobre lo que sucede.


Dada que la perspectiva de la historia es vista por los ojos del personaje de Affleck, convertido en un fantasma con una sábana encima. Dado que él no habla (a veces se comunica con otros fantasmas en “diálogos” subtitulados), es sorprendente cuán consciente de su vida interior terminamos siendo. Entendemos por qué no puede seguir adelante, y comprendemos su perspectiva a medida que avanza la película. La cámara de Lowery solo observa a la gente, como el fantasma mismo de la historia.


En definitiva y resumiendo: De nuevo, puede que para algunos sea una película insufrible, pero para otros (en donde me incluyo) termina siendo una absorbente historia de noventa minutos, y que hechiza a su audiencia desde el primer fotograma. Implacablemente filmada (en una relación de aspecto de 4: 3) por Andrew Droz Palermo, con una score excelente de Daniel Hart, A GHOST STORY es el tipo de película que exige paciencia y un enfoque de mente abierta del público. Sin embargo, es notable lo fácil que es de ver, a pesar de lo poco convencional y lenta que pueda ser, en la que parece que no ocurra nada, pero después de un tiempo, empiezas a darte cuenta de que realmente está sucediendo mucho y que el producto final es algo que merece totalmente la pena.