El Monstruo de St. Pauli (2019)


Un despiadado asesino en serie (Jonas Dassler) siembra el terror entre los habitantes de la ciudad de Hamburgo a principios de la década de los 70.


En las ultimas décadas, se han presentado varias películas de asesinos en serie para los cinéfilos. Películas como ZODIAC (2007) o EL SILENCIO DE LOS CORDEROS (1991) en las que el asesino en serie son poco más que un “MacGuffin”, lo que lleva a los héroes a realizar actos heroicos, también tenemos slasher como puede ser AMERICAN PSYCHO (2000) donde el psicópata de turno es nuestro protagonista a pesar de las atrocidades que se ven en pantalla y después estaría la tercera categoría que sería más difícil de categorizar, la película de asesino empático. En esta subcategoría, tenemos las películas que intentan poner al espectador en la piel de los humanos más horripilantes, los que destruyen vidas sin remordimientos y sin pensar en el daño que han causado a las familias y amigos, donde seguramente HENRY: RETRATO DE UN ASESINO (1986) seria el mayor ejemplo. Pues en esta ocasión, Henry va a tener un nuevo compatriota, un asalto a la moralidad del espectador con la película alemana dirigida por Fatih Akin y titulada EL MONSTRUO DE ST. PAULI (2019).


Interpretada con una extraña inquietud por un actor casi recién llegado y cuyo nombre es Jonas Dassler, Honka es una criatura patética, carente de carisma, encanto, gracia social o realmente cualquier posibilidad de mejorar su posición. Vive en la miseria de su propia creación. Su casa tiene paredes cubiertas de imágenes de mujeres desnudas, cada superficie plana está llena de botellas de licor en diferentes etapas de vacío, la casa de Honka es una pocilga absoluta. Es un reflejo perfecto de un hombre para quien el sentido de dirección en la vida se ha mantenido esquivo. Salta de un trabajo extraño al siguiente, ganando lo suficiente en cada uno para emborracharse en su pub local, el Golden Glove (que es el título original de la película que es DER GOLDENE HANDSCHUCH) antes de joder todo (básicamente asesinando a una mujer) y tener que comenzar de nuevo.


Si bien Honka puede ser “un mierda” por cualquier estilo de persona, es si duda “el mágico palacio de la basura” que es el Golden Glove, poblado por prostitutas, personas extrañas (bizarras) y trabajadoras sexuales con muchos años encima de sus hombros, nuestro querido Fritz es algo así como una captura de lo que sería un día en ese pub en Hamburgo. Lo suficientemente joven como para hacer algo en su vida, pero claramente no está interesado en intentarlo, Honka tiene la mejor elección cuando se trata de la compañía en el Golden Glove, un hecho del que se aprovecha regularmente. El problema es que cuando Fritz se emborracha, Fritz se pone violento, y aunque muchas de sus amigas están acostumbradas al maltrato físico, ninguno de ellos está listo para la ola de violencia que está listo para desatar incluso ante la más mínima provocación.


Akin parece completamente desinteresado en meter algo de alegría dentro de las viles payasadas de Honka, ¿y por qué debería hacerlo? Por todas las cuentas, y las fotos de archivo que se reproducen sobre los créditos de la película, Honka era un cerdo que vivía en la inmundicia de su propia creación. La película no se revolca en la inmundicia, por lo que es un foco, sin embargo, tampoco rehúye el hecho de que esta es la verdad de la situación. No hay nada glamoroso en Honka, él no era el tipo de persona que hablaba en situaciones de las que podía aprovecharse, apuntaba a los débiles porque era él mismo, débil. La visión de Akin de esta miseria aplastante está en perfecta alineación con la realidad de la situación. Es completamente escalofriante.


EL MONSTRUO DE ST. PAULI es quizás más escalofriante por el hecho de que no parece tener una postura moral severa sobre los actos cometidos por Honka. Si bien ciertamente no glorifica el asesinato, y el propio Honka es una visión monstruosa, aparte de que Honka era jorobado y tenía problemas faciales, sus actos se presentan de una manera inquietante y real que desafía al público a juzgar la película por su franqueza. Pese a lo sombrío que pueden ser los asesinatos, desmembramientos y disposiciones, no están sensacionalizados, sino que se informan fríamente como si no fuera una persona que observa, sino un aspecto que no se atreve a juzgarlo.


En definitiva y resumiendo: EL MONSTRUO DE ST. PAULI es una película tremenda, difícil seguramente para más de un espectador/a, siendo una mirada empática y un retrato de un patético hombre y el rastro de dolor y caso que dejo atrás. Fatih Akin hace un gran trabajo como director y estoy absolutamente impresionado. EL MONSTRUO DE ST. PAULI seguramente será una parte crucial de las películas de asesinos en serie según pase el tiempo, porque las películas con tanto mensaje y debate para comentar, solo aparecen cada cierto tiempo, y realmente esta película merece mucho la pena como retrato social de una persona, época y lugar.