Terrores Nocturnos: Hellraiser III: Infierno en la Tierra (1992)

 

Mientras se realizaba HELLBOUND: HELLRAISER II (1988), ya se estaba comenzando con la preproducción de la tercera obra de HELLRAISER. Sin embargo, el tiempo de espera para el espectador no será el mismo y habrá que esperar cuatro años antes de poder codearse nuevamente con Pinhead. Aun así, la producción quería algo muy diferente, un verdadero punto de inflexión en lo que se convertiría en una saga. Primero, la franquicia HELLRAISER cruzaría el Atlántico para convertirse en una producción americana (sin embargo, la película se filmará en Canadá), debido a que la productora New World se fue a quiebra, y los derechos fueron vendidos a Miramax. Atrás queda, por tanto, el entorno íntimo y la exploración de los deseos profundos del ser que nos ofrecían las dos primeras películas. Adiós de la misma forma al terror crudo, repulsivo, que había sabido hacer de HELLRAISER una franquicia única. Con esta tercera parte, nos adentramos en el mundo del "ofrece siempre más" con un deseo evidente de cierta inteligencia y de ceñirse un poco al material original, y donde Pinhead se convertiría por fin, en un icono del terror.

El propietario de un club nocturno adquiere una extraña escultura que contiene una caja que parece un puzzle. Cuando consigue resolver el puzzle, le atacan unos seres sobrenaturales, los cenobitas.

Esta tercera parte titulada HELLRAISER III: INFIERNO EN LA TIERRA (1992) es maravillosamente sorprendente y está a la altura en todos los sentidos de las expectativas suscitadas por las dos primeras películas (incluso para mí, es superior a ambas).  Visualmente brillante, HELLRAISER III nos ofrece varios cenobitas nuevos, incluida una mujer que fuma un cigarrillo desde una cavidad en su garganta y un ex-maníaco sexual cuya adicción está representada por un pistón constantemente bombeando en su cabeza, y sin olvidarnos del DJ Cenobita, cuya cabeza está perforada por varios CD, y cuyo regalo es arrojar dichos CD´s  a la gente. Todo un “dream team” que hace que esta tercera parte se vea mas festiva y como querían los productores “Menos adulta y más para los adolescentes”.



Aun así, en su mayor parte, las imágenes son impresionantes. Un nuevo estilo de escenas oníricas en cámara lenta utilizadas para las secuencias de sueños / pesadillas que recuerda mucho a las escenas de TENEBRE (1982) del director Dario Argento. Estas escenas en particular le dan a la película su atmósfera única. Si los sustos de HELLRAISER se basan en la claustrofobia y los de HELLBOUND: HELLRAISER II en el surrealismo, HELLRAISER III nos asusta de nuestro propio reflejo. La periodista Joey (Terry Farrell) está enredada de alguna manera en el mundo de Pinhead, donde el persigue sus sueños y es muy persuasivo.



"No del todo", sonríe Pinhead ante la mención de Dios. Sí, el tema del incesto ha desaparecido, pero es reemplazado por otra táctica del terror inquietante: la blasfemia, y Pinhead (el bueno de Doug Bradley) sabe cómo blasfemar. "Este es mi cuerpo, esta es mi sangre", entona, de pie ante el atril de una iglesia en una burda parodia de una misa. "Felices los que vienen a mi" "Arderás en el infierno por esto" declara el predicador (más acertadamente de lo que él sabe), pero esta revelación no gana más que una ceja levantada por Pinhead. "¿Quemar? Oh, una imaginación tan limitada." El guion de HELLRAISER III es el mejor de las tres primeras películas. Las frases ingeniosas de Pinhead son mordaces y logran el efecto de asustarte genuinamente incluso mientras te ríes. Nunca llegara al nivel de nuestro querido Freddy Krueger, que llegaba a la autoparodia, por lo que todos podemos estar muy (o, de acuerdo con el tema, verdaderamente) agradecidos.



En definitiva y resumiendo: Esta es, bajo mi opinión, la más entretenida de las tres primeras películas de HELLRAISER, aunque todas tienen algo interesante que ofrecer al espectador. HELLRAISER es de largo la más aterradora. HELLBOUND: HELLRAISER II es la mejor visualmente. HELLRAISER III tiene el mejor guion y la interpretación más intensa del siempre asombroso Bradley. Rara vez en la historia del cine, las secuelas han complementado tan bien a la película originales, y el trio tendría que ser llamado a clásicos del cine de terror. Y esta tercera parte la acción, el gore y lo espectacular son los protagonistas, donde la matanza en el club “La caldera” es digna de estar en el pódium de las mejores escenas de terror de todos los tiempos.