Cuando tres estudiantes universitarios se mudan a una vieja
casa fuera del campus, sin querer, liberan a "Bye Bye Man", un ente
sobrenatural que persigue a quien descubre su nombre. Intentarán mantener su
existencia en secreto para alejar al resto de una muerte segura.
El hecho de que NUNCA DIGAS SU NOMBRE termine tan
descaradamente para una secuela significa dos cosas: Que en el mundo cinematográfico
ya parece que vive de remakes, reboots, sagas y que tienen suficiente moral
para pensar que esta horrible película puede dar dinero en taquilla para
garantizar un seguimiento por parte del fanático de terror. Lo cual es
decepcionante cuando el año pasado (recordemos que esta película se estrenó en
2016) tuvimos buenas películas de terror como LA BRUJA, NO RESPIRES o la
secuela de EXPEDIENTE WARREN, dando un poco de luz y expectativas, por desgracia
NUNCA DIGAS SU NOMBRE pertenece a un grupo donde es más divertido darse con la
cabeza en una pared repetidamente que aguantar su 96 minutos de duración.
¿Por dónde empezar? Mi mayor problema es el concepto detrás de
la película y su monstruo sobrenatural está lleno de agujeros de guion absurdos.
Cualquier personaje que dice el nombre del “Bye Bye Man” convoca automáticamente
al ¿demonio? y en donde se basa en que la gente diga su nombre repetidamente
para sostener su reinado de (estupidez) terror. Por lo tanto no mata a nadie
que no diga su nombre…no puedo entender semejante plan.
Otro problema son las victimas, que se define en tres jóvenes
universitarios pijos que deciden alquilar una casa en medio de la nada (así por
las buenas) y uno de ellos descubre el nombre de Candyman…quiero decir el “Bye
Bye Man”.Aunque el antagonista intenta por engaños psicológicos crear malestar
en el trio, lo único que le preocupa al protagonista es que su pareja y su
mejor amigo se líen (al final, la telenovela es lo que hace más daño).
La película falla porque realmente no crea una atmosfera
aterradora o alguna escena pueda asustar al espectador, en donde el director
Stacy Ttile solo puede tener un par de amagos con los “scare jumps” o un par de
ojos iluminados en plena oscuridad. Pero aparte tiene una mala puesta en escena
(más cercana al direct to Dvd) donde toda escenas parece hilada a la siguiente cortando
la acción y teniendo poco en común con la anterior. La verdad es que podía haber
salido algo mejor con la simple puesta en escena de una casa terrorífica (sino
miren a James Wan y sus creaciones) o un simple slasher donde el asesino
paranormal vaya matando a sus víctimas una a una, pero cada interpretación es
plana y cada frase es aburrida. En el tema de reparto solo se puede salvar el pequeño
papel de Carrie-Anne Moss como policía escéptica, pero todos los demás actores
u actrices tienen el mismo carisma que una planta de plástico.
En definitiva y resumiendo: Película de terror que solo
provoca aburrimiento y ganas de levantarse de la sala de cine, con secuencias
que no provocan ningún tipo de pensamiento en el espectador, donde el origen
del “Bye Bye Man” o su mitología no tiene ningún tipo de explicación (esperando
a una secuela que no llegara) y en el que para terminar habría que añadir a su frase
promocional: “No lo pienses, no lo digas y no la veas”.