William Friedkin, director de "El exorcista",
sigue a un anciano sacerdote de 91 años a un pequeño pueblo italiano donde
practica exorcismos reales a una mujer.
El mal es tan poderoso como la creencia que le presta uno
mismo. Es decir, incluso pensar acerca de las fuerzas de la oscuridad es un imán
interesante para el espectador. THE DEVIL AND FATHER AMORTH (2017) curioso pero
desigual nuevo documental de William Friedkin que investiga
seriamente la cuestión de si el poder religioso en los exorcismos realmente funciona para librar la
posesión del mal, o si, por el poder de la sugestión, pueden infligir
inadvertidamente más daño que bien. Se plantean más preguntas que respuestas
dadas al respecto, todas las cuales giran en torno a la pieza central en sus 68
minutos de metraje, un exorcismo en la vida real, anticlimático pero sin
embargo fascinante, realizado sobre una mujer italiana poseída por demonios.
Vale la pena juzgar la veracidad del evento por sí mismo, incluso si no es ni
remotamente como en EL EXORCISTA
(1973) de Friedkin, posiblemente la película de terror más grande que se
haya hecho. Ya sea por un intento caprichoso de sacar provecho de lo que lo
hizo tan famoso hace cuatro décadas, o por una especie de obligación
comprensiva que produjo su éxito. De cualquier forma que veas THE DEVIL AND
FATHER AMORTH es un documental realizado por un viejo maestro del
cine.
Antes de presenciar el exorcismo real, recibimos un poco de
historia contextual. Gabriel Amorth, un católico devoto
de 91 años, ha sido el principal exorcista de la Diócesis Romana desde la
década de 1990. Habiendo realizado innumerables exorcismos, Amorth
es reconocido como la autoridad absoluta en el asunto. Se nos dan
algunos testimonios sobre el poder de su oración, ya que un hombre y su
hermana, una vez apoderada de demonios, buscaron la ayuda del Padre muchos años
antes. El padre Amorth realizo
exorcismos a la mujer y la mujer salió de eso. Algunos no son tan afortunados
sin embargo. Si una posesión termina, podría volver a atacar en cualquier
momento, sin previo aviso. A veces, estos ataques violentos se sienten a
diario, mientras que otros se pueden extender a lo largo de muchas semanas o meses.
La clave que la película finalmente plantea es ¿Cuánto más piensas acerca de
estas cosas, mayor es la credibilidad que le das, y más lo invitas a tu mente,
cuerpo y alma?.
En cuanto al exorcismo real, según admite Friedkin,
no es nada de lo que hemos visto en las películas. Con permiso concedido para
filmar con una sola cámara, sin técnicos ni iluminación adecuada, Friedkin
entra en una habitación con el padre Amorth, donde se encuentra Cristina
y una gran cantidad de miembros de su familia. Se sienta en una silla,
necesitando hasta cuatro hombres adultos para agarrarla. Claramente no pienso
desvelar lo que ocurre una vez el padre Amorth comienza a rezar, pero es
fascinante de ver sin duda alguna, incluso si es “light” comparado con la
representación horriblemente exagerada que se ve en la películas de exorcismos.
Realmente es aterrador y es curiosos ver un exorcismo real y genuino.
Después de las secuelas del ritual, Friedkin insiste en
encontrar las opiniones entre espiritismo o psicología. Entrevista a
reconocidos neurocirujanos y doctores en psiquiatría para determinar si
consideran que lo que Cristina puede ser tratado con medicamentos. Por otro
lado, Friedkin comparte las opiniones de otros sacerdotes y arzobispos para evaluar si la
oración de intervención es o no la respuesta. Las respuestas varían y a veces
son interesantes, con la conclusión subyacente de que, dependiendo de lo
religiosamente rodeado que pueda estar tu vida, si crees en el diablo, eres más
susceptible a su maldad que si fuera totalmente ateo. Aunque como mi opinión creo
que lejos de la religión puede ser la mejor manera de no caer en este tipo de
problemas.
En definitiva y resumiendo: La pregunta más importante es,
¿por qué ahora? ¿Por qué más de 40 años después de asustar a los millones de
cinéfilos con EL
EXORCISTA, ahora es el momento de volver a abordar un tema tan
difícil? Friedkin lamenta cómo, a pesar de haber hecho quizás la
película más aterradora de todos los tiempos, nunca presenció un verdadero
exorcismo antes de hacer la película. O hasta ahora, como es el caso. Me da la
sensación de que Friedkin no puede evitar sentirse culpable culturalmente por
imponer ese tema en el mundo en 1973.Siendo un hombre de 82 años, reflexionando
sobre la vida, la muerte, el bien, el mal y cómo la propia experiencia
existencial puede explicar esto. Es una intención bastante noble, a pesar de
que contrarresta todo lo que el espectador cree que va ver, creando una pequeña
decepción al no ser como EL EXORCISTA pero
vale totalmente la pena verla. Al fin de al cabo es la atracción filosófica
entre la ciencia y la religión donde se encuentra el diablo de cada una de las
personas.