Un asesino en serie enmascarado convierte un parque de
atracciones en su patio de recreo aterrorizando a un grupo de amigos. Mientras
tanto, un grupo de patrocinadores que está ese día en el parque se divierte
pensando que todo forma parte del espectáculo.
La premisa simple e inteligente de HELL FEST (2018)
convierte un parque de atracciones en Halloween en el patio de recreo de un
asesino enmascarado. El asesino se mezcla con los actores del parque, que solo
fingen querer asesinar a los amantes del terror que ha ido a visitarlo. El
escenario naturalmente caótico lleno de sustos deja vulnerables a las posibles
víctimas y proporciona cobertura para “slasher” como dios (o el diablo) manda.
Aunque la película no es tremendamente inventiva o
atemorizante más allá de esta intrigante historia central y los cinco
guionistas acreditados luchan con la dinámica grupal de las víctimas
potenciales, es un “slasher” divertido y con buen ritmo y es una excelente
forma de empezar a visualizar películas de terror durante la época de octubre. No
es que tengamos que preocuparnos intensamente por los personajes antes de que
sean masacrados, pero como personajes “clichés” de las películas de terror
realmente funcionan. Quizá lo único que chirria un poco y hace bajar el interés
del espectador. Sea el romance metido con calzador con el personaje principal (Natalie)
durante la historia y que es plano y poco interesante.
El diseño de producción y la violencia plasmada en pantalla
es donde HELL FEST brilla. El parque se ve y se siente auténtico, con
multitudes asediados por payasos locos y artistas con motosierras. También hay
una progresión hacia el caos a medida que el grupo central avanza por las
atracciones. Los primeros laberintos son cursis, llenos de luces negras que
brillan en las flechas grabadas en el piso, marcando un camino que seguramente
será interrumpido por figuras enmascaradas que saltan detrás de las cortinas. Cuando
la situación se vuelve más seria, el diseño de los laberintos se vuelve más
realista y aterrador. La apariencia del asesino, acreditado como "El
Otro", aunque ese apodo nunca se menciona, es eficientemente espeluznante.
Viste una sudadera con capucha, botas y una máscara marrón lisa que se parece a
una cara de zombi de papel derretido. Sus motivos son simplemente asesinar jóvenes
y realmente convence como PsychoKiller de turno.
El director Gregory Plotkin se entrega a la ultra
violencia con un par de escenas “curiosas” sin detenerse en las vísceras de una
manera que agota la diversión de la experiencia. Un editor cuyos créditos
incluyen DEJAME
SALIR (2017), sale bien parado de su
primera película como director.
En definitiva y resumiendo: HELL FEST hace
funcionar toda la historia como si fuera una película “slasher” de finales de
los 90 como puede ser el caso de SCREAM (1996) o LEYENDA URBANA (1998) utilizando un parque de atracciones de terror
como campo de batalla. Si eres fan de este tipo de películas juveniles
posiblemente te lo pases bien con HELL FEST y mas teniendo un maestro de ceremonias
que no es otro que Tony Todd (CANDYMAN)