Siete desconocidos, cada uno con un secreto, se reúnen en el
hotel El Royale, en el lago Tahoe, un sitio ruinoso con un oscuro pasado. En el
transcurso de una fatídica noche, todos tendrán una última oportunidad de
redención ... antes de que todo se vaya al infierno.
MALOS TIEMPOS EN EL ROYALE
(2018) puede ser los últimos cartuchos de la productora 20th Century Fox
y que puede que nos arrepintamos de la próxima fusión que va a tener con Disney
(siempre según los rumores) ya que es muy poco probable que la fusión de géneros
con calificación para NRM18 pase la estricta vigilancia de los productos de Disney.
La segunda película de Drew Goddard como director, es un trabajo profundamente
idiosincrásico, un “noir” de gran estilo y épica que coquetea con el género y
una historia sobre vida real que se suma al tipo de película que simplemente no
se hacen tantas (como debería de ser).
Si bien cuenta con un reparto estelar, sin contar a los
actores como Nick Offerman y Shea Whigham que aparecen pequeños
papeles, MALOS
TIEMPOS EN EL ROYALE es un vehículo
estrella para Jeff Bridges y la recién llegada Cynthia Erivo. Bridges
tiene una gran parte como un sacerdote que llega a El Royale por razones
misteriosas y no parece que se ajuste mucho a su alzacuellos. Sin revelar
demasiado, tiene un pasado oscuro que está a punto de alcanzarlo en esta
fatídica noche, atrayendo a la persona más cercana que es una cantante de Soul
interpretada por Erivo. En cuanto al resto, casi todo el mundo realiza un buen
papel, con Dakota Johnson como una mujer “a la carrera”, mientras que Jon
Hamm es un vendedor de aspiradoras bastante sospechoso con su aspecto. ¿Quieres
apostar que está escondiendo algo?.
Al final, todo termina en órbita alrededor de Chris
Hemsworth como una figura al estilo de Charles Manson, que acaba en el
hotel para causar estragos. Hemsworth es hábilmente elegido el
papel que mejor puede estar en pantalla, pero extrañamente muchas escenas hacia
el final son robadas por Lewis Pullman (hijo de Bill) como un
empleado nervioso del hotel que, como sigue diciendo a un tal vez el sacerdote
de Bridges, se quiere confesar por hacer cosas malas…
Mientras tanto, la película tiene una división de 80/20
aproximadamente, con el 80% de los cuales es una fascinante montaña rusa a
través de revelaciones en el guion, un diálogo de gran nitidez entregado con
una precisión sabrosa y una base de melodías de R&B que van acorde a las
escenas que nos ofrece Goddard y se puede utilizar MALOS TIEMPOS EN EL
ROYALE para enseñar a editar en
escuelas de cine durante décadas. Y no estoy exagerando cuando te digo que “EL
ROYALE” es el pariente más cercano a la PULP FICTION (1994)
de Quentin
Tarantino que he visto ver desde hace bastante tiempo en pantalla. Se podría
decir que MALOS
TIEMPOS EN EL ROYALE es la mejor película de Tarantino que Quentin
nunca dirigió.
Ese último 20%, el acto final, no es tan decepcionante, pero
si baja un poco el nivel de la película. Y sí, gran parte de esto se puede
atribuir a un exceso de metraje que no hace más que estirar un poco el clímax final.
Aun así, para cuando llegamos a ese final, ya estamos contentos de los buenos
personajes, el entorno inusual, las sorpresas sinuosas y las actuaciones
exquisitas (vuelvo a repetir los nombres de Bridges y Erivo, que son ambos
cautivadores).
En definitiva y resumiendo: MALOS TIEMPOS EN EL ROYALE no es apta para ese publico que no esta acostumbrado
a un solo escenario y grandes líneas de diálogos, pero quien acepte este tipo de películas, sin duda va a ser una
grata sorpresa para esta recta final de año.