Tercera y última entrega de la saga "CANDYMAN". Cuenta la historia de Caroline (Donna
D'Errico), que trata de ganarse la vida como artista en un barrio
hispano de Los Ángeles. La joven es la última descendiente de un hombre negro
que fue linchado por enamorarse de una mujer blanca y que, según la leyenda, se
convirtió en un muerto viviente en busca de venganza. Ahora Caroline tiene
pesadillas sobre este ser terrorífico. Candyman está cerca...
Según la mitología de Candyman, solo puede ser asesinado por
la falta de temor a su existencia, pero con CANDYMAN
3: EL DIA DE LOS MUERTOS (1999), finalmente
se demuestra que es muy pobre su guion, la mala actuación y calidad de la propia
película. Con la noticia diciendo que habrá un remake en el 2020, parece que
incluso esta mala película no podrá ser olvidada por los fans de esta saga.
Caroline (Donna D´Errico) se ha encontrado
soñando con el Candyman (Tony Todd) en los últimos tiempos.
Parece que ella es descendiente del difunto amante artístico convertido en
fantasma y después de decir su nombre 5 veces en el espejo (¿alguna vez
aprenderán?) Ahora está siendo acosada por ese “monstruo”. Sus amigos y
conocidos están cayendo repentinamente como moscas (tal vez las abejas serían
más apropiadas) y la están culpando por las muertes. Ahora ella debe encontrar
una manera de demostrar su inocencia y poner a Candyman a descansar antes de que
él se lo haga a ella (lo de matarla).
A pesar de que la segunda película se esforzó por continuar
con algunos de los hilos más inteligentes de la impresionante primera película,
CANDYMAN 3: EL DIA DE LOS MUERTOS, al igual que muchas otras películas más
inteligentes, esta también es víctima de sus propios errores de continuidad y
el nuevo enfoque en el que lo que cuenta son las victimas que asesina Candyman
en vez de realizar giros inteligentes en el guion en una película de terror.
Intenta seguir los pasos de la saga, pero falla en la mayoría, creando una
película de ritmo torpe y bastante aburrida. Esta demasiado enfocada en hacer
que un gran número de víctimas y toneladas de desnudez sin sentido tomen mucho
tiempo de metraje que podría haberse gastado en hacerlo más inteligente o
construir sobre la mitología de Candyman.