Anna (2019)


Bajo la hipnotizante belleza de Anna Poliatova (Sasha Luss) se esconde un secreto que la lleva a poder desatar una imparable agilidad y fuerza, convirtiéndose así en una de las asesinas a sueldo más temidas por los gobiernos de todo el planeta.

Bajo mi opinión, creo que hay dos Luc Besson. El primero es deslumbrante y original director que nos trajo EL PROFESIONAL (1994) NIKITA (1990) EL QUINTO ELEMENTO (1997) y lo siento por los demás, pero también incluyo VALERIAN Y LA CIUDAD DE LOS MIL PLANETAS (2017). Por otro lado, hay otro Luc Besson que nos ha traído películas muy deficientes como LUCY (2014) o ese “Ego-trip” para su pareja de aquel entonces (Milla Jovovich) en JUANA DE ARCO (1999) aparte de producir películas de baja calidad para Europa Corp. Suerte que ANNA (2019) esté más cerca del primer Besson que del segundo. Aunque parezca por el tráiler, que estamos más cerca de un ATOMICA (2017) o JOHN WICK (2014), sin duda la película está más asociada a GORRION ROJO (2018) o la propia NIKITA (1990). Sin embargo, aunque pueda parecer poco original, sigue siendo una buena película de espionaje, con un entretenimiento para el espectador que no baja el ritmo durante sus 120 minutos.



La modelo Sasha Luss, que interpretó a la princesa alienígena en VALERIAN, es la protagonista. Esto se desarrolla entre 1987 y 1990 en Moscú, mientras seguimos a Anna siendo convertida de una pandillera yonki suicida en una asesina invencible bajo la tutela de sus maestros en la KGB, interpretados por Luke Evans y Helen Mirren, lo que recuerda sin duda a las partes interpretadas por Tchéky Karyo y Jeanne Moreau en NIKITA. De hecho, los paralelos a esa película son tan fuertes que esto tiene que ser intencional por parte de Besson, como uno de los mejores momentos de la película donde Anna es enviada a una misión peligrosa con un arma vacía como prueba final para ser aceptada por parte de la KGB, sin duda una escena prodigiosa tanto en coreografía de acción como en la violencia mostrada.


Para empezar, no entiendo las críticas hacia Sasha Luss, ya que muchos críticos la tachaban como una cara bonita que no sabe actuar. No puedo estar mas en desacuerdo ya que Luss está bastante decente en todo momento. Si bien no se le ha dado un material extremadamente memorable para trabajar, lleva la historia bajo sus hombros como una hermosa modelo internacional (porque lo es) y se desenvuelve bien tanto en las escenas dramáticas como de acción. Lástima que la acción se limite a un par de escenas simplemente, lo que puede hacer que mas de un espectador se sienta estafado (debido al tráiler) pensando que iba a ver una John Wick femenina y ser una película mas cerca al genero del thriller de espionaje.


Luke Evans toca las notas correctas como el agradable instructor de Anna, aunque no tenga ninguna escena de acción, mientras que Helen Mirren se come la pantalla como la jefa de Anna en la KGB. Parece que la actriz se divierte escondida detrás un maquillaje, una peluca oscura y una cojera exagerada. Cillian Murphy tiene un papel más pequeño como agente de la CIA empeñado en convertir a Anna en uno de sus activos, y posiblemente también en su amante. Podría haber sido retratado como un cabrón, pero se maneja con simpatía, gracias sobre todo al encanto de Murphy. Uno de los problemas de ANNA es que no hay un verdadero villano, con un general anónimo de la KGB que es lo más cercano que tenemos, pero casi no tiene tiempo de pantalla. La configuración del período también tiene sus fallos, con Anna usando un portátil que es al menos diez años demasiado nuevo para solicitar un puesto militar en Internet (¿en 1987 en Rusia?) y, en una escena extremadamente tonta, usando un pendrive USB. Fallos que son fácilmente los puede ver el espectador pero que puede confundirlo.


En definitiva y resumiendo: ANNA pese algunos fallos, es una buena película. Nunca decae el ritmo en sus 2 horas de duración, con una buena fotografía por parte de Thierry Arbogast es de primer nivel y con un score de Eric Serra (después de VALERIAN) excelente. Quizá haya momentos en los que Luc Besson dirige en piloto automático, pero en conjunto, con un guion lleno de giros, es una película que es disfrutable en gran pantalla y que merece la pena.