El terror siempre intenta sobreponerse con otros géneros
todo el tiempo, pero el western con elementos terroríficos es una mezcla que no
vemos con demasiada frecuencia. Hay largometrajes como BONE TOMAHAWK (2015)
que lo utilizaba de manera excepcional, y seguro que hay más de un pueblo
fantasma en el “Salvaje Oeste”. Así que, ¿por qué esas historias no terminan
siendo productos cinematográficos? Bueno, aquí puede tener el lector una
respuesta, con THE PALE DOOR (2020) parece seriamente que el director Aaron
B. Koontz piensa que el fanático del terror nunca ha debido de ver ABIERTO HASTA EL AMANECER (1996) o peor aún, su
tercera entrega ABIERTO HASTA EL AMANECER 3: LA HIJA
DEL VERDUGO (1999) donde básicamente es un “copia y pega” (pero lo
llamaremos homenaje) donde básicamente se cambia a los vampiros por un aquelarre
de brujas.
“Después de que el robo de un tren se complique, dos hermanos que lideran una banda de vaqueros deben sobrevivir a la noche en un pueblo fantasma habitado por un grupo de brujas”.
Después de un breve prólogo que presenta a los hermanos protagonistas de la historia, THE PALE DOOR (2020) comienza con diálogos absurdos y un tiroteo fuera de un saloon tradicional. Sabemos a qué nos enfrentamos aquí: clichés vagos y una pandilla de delincuentes que pueden ser intercambiables entre ellos. El líder de la pandilla es Duncan (Zachary Knighton), quien acepta a regañadientes que su hermano pequeño Jake (Devin Druid) tiene ahora la experiencia suficiente para compensar el número de delincuentes para realizar su próximo robo, ya que perdieron a uno en el tiroteo mencionado anteriormente. Esa relación es clave para la dinámica de grupo y la historia en su conjunto; especialmente una vez que conocen a la otra pandilla de la película, las brujas, disfrazadas de trabajadoras de un burdel (que no se llama “La Teta Enroscada”).
La dinámica de hermanos en las películas siempre me ha parecido interesante. Ya sea que estés viendo la mencionada ABIERTO HASTA EL AMANECER o RAIN MAN (1998), siempre hay una desigualdad entre ambos, donde uno tiene que vigilar lo que hace el otro. En THE PALE DOOR, Duncan es el que tiene la confianza y siempre ha cuidado a Jake; Jake es el chico bueno y tímido, que no siente que encaje con la pandilla, pero quiere formar parte de ella. Esa relación es lo único que está bien escrito e interpretado.
Dirigida por el anteriormente mencionado Aaron B. Koontz (quien también coescribió el guion con Cameron Burns y Keith Lansdale), THE PALE DOOR no le hace bien al subgénero del western con el terror. Los efectos especiales, una vez que vemos transformadas a las trabajadoras del burdel en brujas, son especialmente impresionantes, y la tensión que infunde en la pantalla es atractiva (quizá la mejor escena de toda la película sea el ataque de las brujas a la pandilla). Pero la trama no funciona; y me gusta pensar que podría haber sido algo muchísimo mejor de lo que THE PALE DOOR acabo siendo, con unos altibajos de ritmo alarmantes y secuencias alargadas que acaban en límites de aburrimiento. La historia también tarda demasiado en ponerse en marcha, esperando sorprender al espectador, cuando este ya sabe lo que va a ocurrir. El otro problema que encontré fue la banda sonora: demasiada y algo exagerada también, no permitiendo que los espectadores encuentren su propio estado de ánimo viendo el largometraje.
En definitiva y resumiendo: THE PALE DOOR es un intento fallido de mezclar el western con el terror, con un guion muy familiar para el espectador y unas intenciones que se notan demasiado vagas (solo hay que ver el vestuario de la pandilla criminal, que parecen disfraces recién sacados de una tienda, limpios e impolutos). El final parece que está realizado “deprisa y corriendo” como si todo lo que hubiera ocurrido anteriormente no tuviera importancia, pero debo decir que algo de ese terror, especialmente las imágenes del aquelarre, si que se quedan en la memoria del espectador, pero lo demás, es totalmente desechable.