Despidiendo a Yang (2021)

 

El segundo largometraje del director Kogonada titulado DESPIDIENDO A YANG (2021) nos lleva a un inusual universo de ciencia ficción donde trata diferentes temas, y donde la realidad es que los androides o “bots” conviven la vida cotidiana junto a los humanos. Un concepto prometedor junto a uno de los créditos iniciales mas coloridos y armoniosos del año.

Un hombre (Colin Farrell) y su hija (Malea Emma Tjandrawidjaja) intentan salvar por todos los medios posibles la vida de Yang (Justin H. Min), un robot mitad asistente y mitad niñera, al que consideran un miembro más de su familia.

El guion de Kogonada, basado en un relato estadounidense titulado Saying Goodbye to Yang de Alexander Weinstein, resulta interesante en varios puntos. En primer lugar, nos lanza la pregunta de hasta dónde está el límite de la noción de conciencia por parte de los “bots” y sus sentimientos. Este tema (el principal) se resuelve poco a poco en DESPIDIENDO A YANG, como si fuera un misterio que va dando pistas poco a poco. Pero también hay una reflexión sobre la humanidad y como conviven con la compañía de seres de IA, donde la historia incide mas en el tema de la propia mortalidad en el ser humano. La cuestión de la clonación también se aborda, en menor medida, pero no obstante se trata la cuestión. Además, la conexión entre la IA y la clonación se realiza al mismo tiempo de manera inteligente.



Los personajes esta bien definidos, con una gran actuación de Colin Farrell como cabeza de familia, que intenta reparar a Yang, pero ira más allá en esta idea principal. Yang (acertada actuación por parte de Justin H. Min) descubrirá una parte como “bot” que desconocía y Mika (Malea Emma Tjandrawidjaja) aprenderá lo que es la perdida de un ser querido. El único personaje que esta desdibujado y no se desarrolla lo suficiente, es el de la esposa de Jake, Kyra (Jodie Turner-Smith). Respecto a la realización de Kogonada, estéticamente es soberbia. Principalmente hace tomas estáticas y deja que los actores actúen. A veces (pero rara vez), se permite un travelling para crear el ambiente. Además, la fotografía de Benjamin Loeb es magnífica intentando representar la historia lo más realista posible. La música de Aska Matsumiya y Ryuichi Sakamoto cumple con creces. Pero el gran problema de DESPIDIENDO A YANG es su ritmo. Es cierto que un ritmo lento es bueno para este tipo de película íntima, pero sabiendo que la película dura 1h30, el director-montador empuja la historia al límite y la lentitud se siente realmente a pesar de una historia interesante, lo que de repente da la impresión de que la película dura más de dos horas.



En definitiva y resumiendo: DESPIDIENDO A YANG es una reflexión hacia el espectador, sobre la humanidad y los robots. Cierto es que es una película que busca un ritmo lento, con más preguntas que respuestas. Ahí Kogonada peca de intentar acaparar demasiados temas y falla en ciertas ocasiones. Visualmente es un largometraje con muchos puntos positivos, además de un elenco involucrado en la historia. DESPIDIENDO A YANG no marcara un punto dentro del género de ciencia ficción. Bonita y contemplativa, con un potencial que lamentablemente, en ocasiones, este desaprovechado.