Sin el boxeador británico Jem Belcher (1781 –
1811), quien sabe si hubiera existido la saga cinematográfica de ROCKY y el boxeo moderno. En 1800, Belcher se
convirtió en el campeón de Inglaterra a la edad de solo 19 años y se le
atribuye haber convertido el boxeo primitivo en el deporte real de hoy. Por
otra parte, sin ROCKY no hubiera existido
LA FORJA DE UN CAMPEON (2022). La
insistencia del entonces anónimo Sylvester Stallone en
interpretar a Rocky en la película con su propio guion, parece haber inspirado al
actor Matt Hookings a escribir el guion y protagonizar LA FORJA DE UN CAMPEON, siendo también una carta
de amor al deporte, ya que su padre fue campeón de peso pesado en Inglaterra.
En general, el guion de LA FORJA DE UN CAMPEON está saturado de clichés, lo que hace que la trama se vuelva bastante tediosa en la forma en la que se hace. Bastante central en la historia es el elemento cristiano que obviamente se presenta como un elemento de fe en la vida y las batallas personales de una persona. A través de este tema, la narración al principio es muy similar (salvando las distancias) al director Terrence Malick, con música entre escenas con cortos diálogos. Esto continúa hasta que entramos en la historia principal de Jem.
La narrativa intenta estar equilibrada con un ritmo que a veces es rápido y otras muy lento, especialmente cuando el espectador ve la búsqueda de Jem para convertirse en campeón de Inglaterra. El guion, como mencionó anteriormente, está lleno de clichés para que a través de las acciones se construya la tensión requerida entre los personajes cuando chocan entre sí. Tampoco faltan los elementos melodramáticos, principalmente por la actriz Jodie May en el papel de la madre donde ofrece una actuación exagerada y melodramática que recuerda a una telenovela barata. Otro punto negativo (y extraño) de la película es la iluminación, que es demasiado cálida en las tomas exteriores, mientras que el intento de oscuridad en las tomas de interiores no funciona en la pantalla, con un contraste oscuro-brillante que es visualmente confuso. Al menos, el director Daniel Graham demuestra tener mano para enseñar unas peleas de boxeo competentes, aunque la pelea final este carente de un suspense o tensión, quedando en una insípida experiencia.
En lo refente al elenco, Matt Hookings no tiene calibre para el papel protagonista, siendo una actuación ortopédica y pobre. Russell Crowe aparece poco en la película, y parece que este enfadado de estar en ella y quizá el único punto salvable sea Ray Winstone en el papel del entrenador/manager Bill Warr, ya que es el personaje que tiene un desarrollo aceptable, o simplemente tiene las mejores líneas de dialogo.
En definitiva y resumiendo: LA
FORJA DE UN CAMPEON sigue una formula
establecida de drama deportivo y no se salta ningún punto que no hayamos visto
en otros largometrajes. Por si acaso, tenemos hasta dos escenas de entrenamiento
del protagonista. El único punto que puede merecer la pena es el conflicto de
personajes que en ocasiones es interesante, especialmente cuando el
protagonista Jem está a punto de oponerse a todos los demás y a sí mismo, pero que
al final acaba siendo un melodrama barato. Hookings merece respeto
por el proyecto, pero no deja de “fusilar” la formula ROCKY, exceptuando el primer tercio, que es el más
interesante. Quizá si eres fan del boxeo te interese LA FORJA DE UN CAMPEON, pero realmente no merece la pena, ya
que es un largometraje fallido, tanto en forma como contenido.