Hillbilly, Una elegía rural (2020)

El libro del autor JD Vance y cuyo título es HILLBILLY, UNA ELEGIA RURAL parece que se ha convertido en una lectura esencial en USA en los últimos años. Un examen profundamente personal de los problemas socioeconómicos que afectan a su comunidad de los Apalaches y que siempre pareció inevitable que Hollywood eventualmente lo convirtiera en una película. Lástima que la película bien intencionada pero simple de Ron Howard no le haga justicia al libro ni a la comunidad que representa JD Vance.

J.D. Vance (Gabriel Basso), un exmarine del sur de Ohio y actual estudiante de derecho de Yale está a punto de conseguir el trabajo de sus sueños cuando una crisis familiar le obliga a volver a la casa que ha intentado olvidar. J.D. debe navegar por las complejas dinámicas de su familia Apalache, incluyendo su inestable relación con su madre Bev (Amy Adams), que está luchando contra la adicción. Alimentado por los recuerdos de su abuela Mamaw (Glenn Close), la mujer resistente y lista que lo crio, J.D. llega a abrazar la huella indeleble de su familia en su propio viaje personal.

Después de leer bastantes críticas americanas creo que HILLBILLY, UNA ELEGIA RURAL no es para nada una película mala o terrible. Howard es un director competente, pero el problema es que todas las asperezas que hicieron del libro de Vance una lectura tan esencial se ha eliminado a favor de hacer de esta una película biográfica típica de un estudio de Hollywood. Si bien el libro profundizó en la educación de Vance, las partes más interesantes eran capítulos que profundizaron en el concepto de “podredumbre social” a medida que su comunidad se desmoronaba lentamente a raíz de la depresión económica. Todos esos elementos parece que pasan “por ahí” en la película, ya que el guion es vago y se deja en hombros del elenco.


En cambio, obtenemos una historia familiar de Vance interpretado por Gabriel Basso superando la adversidad para pasar por la escuela de derecho y ascender en la escala social. Howard va con el piloto automático, hecho más evidente al elegir a Amy Adams y Glenn Close para los papeles principales, como la madre adicta a las drogas y con problemas de conducta Vance, y su abuela, dura pero cariñosa en el fondo. Ambas están "minimizando" sus actuaciones, donde interpretan caricaturas y no personas reales. Las actuaciones de ambas actrices también se notan que van con el piloto automático, pero son tan buenas actrices que realizan un buen trabajo.



Dudo que alguien del elenco sea el culpable del resultado, pero Adams, en particular, está muy por encima de la película. La descripción de Howard del problema de la drogadicción deja mucho que desear, con Adams tomando pastillas de forma caricaturesca. Adams es una gran actriz, quizás de las mejores en este mundillo. Sin embargo, como he comentado antes, se nota que Adams no se esfuerza por interpretar más de lo que tiene que hacer, mientras que Close es similarmente exagerada como "mawmaw".



Afortunadamente, a los papeles secundarios les va mejor, con Gabriel Basso y Owen Asztalos excelentes como la versión joven como adulta de Vance, mientras que Haley Bennett aporta una empatía que falta en los papeles de Adams y Close, interpretando a la hermana de Vance, Lindsay. Freida Pinto también es aceptable como la novia solidaria de Vance, aunque el papel está muy esbozado y realmente aporta poco.



En definitiva y resumiendo: HILLBILLY, UNA ELEGIA RURAL es una película que personalmente, me ha dejado frio. Ron Howard podría haber realizado un largometraje muy interesante sobre una comunidad marginada, pero parece que no quiere reflejar verdades incomodas y problemas políticos. Y además tiene ese discurso “Made in Hollywood” que le hace mas mal que bien. La película merecía un trato mas matizado y menos frio, como si fuera un telefilm hinchado para ser un largometraje. De todas formas, no la suspendo (se queda en suficiente) ya que siempre es un placer ver a Amy Adams y Glenn Close actuando y haciendo que una película fallida sea al menos interesante.