Steven (Colin Farrell) es un eminente
cirujano casado con Anna (Nicole Kidman), una respetada
oftalmóloga. Viven felices junto a sus dos hijos. Cuando Steven entabla amistad
con Martin (Barry Keoghan) un chico de dieciséis años huérfano de padre, a
quien decide proteger, los acontecimientos dan un giro siniestro. Steven tendrá
que escoger entre cometer un impactante sacrificio o arriesgarse a perderlo
todo.
EL SACRIFICIO DE UN CIERVO SAGRADO (2017) es la
nueva película del director Yorgos Lanthimos después de LANGOSTA (2015),
reuniéndolo de nuevo con el actor Colin Farrell para una versión
moderna de un clásico de la tragedia griega. Una historia sombría, en el
sentido de que todo gira alrededor de la inminente desaparición de dos niños,
la película, no obstante, posee la misma vena satírica de las otras películas
de Lanthimos.
Parece que a todos los actores se les ha ordenado que eliminen por completo
cualquier emoción de sus actuaciones (y que consiguen de una manera excelente)
que le da una sensación única de otro mundo que se suma a la estética del
género “art-house”, pero también es bastante divertida (de una manera incómoda
por supuesto y con un humor muy negro).
Dada esta técnica, es poco probable que la película hubiera
funcionado tan bien si no hubiera sido tan impecablemente realizada, con Farrell
entregando un rendimiento inquietante, pero a menudo con momentos de humor “bizarro”.
Nicole Kidman, interpretando a su esposa, aporta una ventaja actoral y
con una química con Farell muy acertada, aparte de ser cómplice de escenas con “mal
rollo” durante el metraje (esa reunión con el compañero de trabajo de Farrell)
Como el adolescente “raro” y “extraño”, Keoghan (uno de los chicos en el barco con Mark Rylance y Cillian
Murphy en DUNKERQUE) da un rendimiento amenazador que se
destaca como una de las grandes actuaciones de este año. Al igual que los
demás, él desempeña su papel sin ningún tipo de emoción, lo que lo hace aún más
amenazante, en el sentido de que realmente parece una especie de figura
demoníaca, de otro mundo, a pesar de que el aspecto de terror en la trama es ambiguo.
A pesar de todo, Lanthimos, mientras trabaja a un
ritmo deliberado, mantiene la película con el 100% de atención en el espectador,
con un humor incómodo como el de LANGOSTA y un estilo de colocar la cámara con un
estilo “Kubrick” desde su primera escena, donde se recorren los
pasillos de un hospital (recordando a EL RESPLANDOR).También hay un cameo jugoso de Alicia
Silverstone como la madre de Keoghan que hace un uso novedoso de
la película ATRAPADO
EN EL TIEMPO (1993)La banda sonora consiste
principalmente de música clásica pero con una distorsión que la convierte en aterradora,
con el toque ocasional del pop como el uso de una canción de Ellie
Goulding.
En definitiva y resumiendo: Completamente extraña y
desquiciada, incluso antes de que la premisa principal entre en acción, EL SACRIFICIO DE
UN CIERVO SAGRADO sin embargo, debe
tocar la fibra sensible tanto para el público artístico, como para un público
más convencional, que podría ser atraído por el otro público y sus comentarios.
Esta crítica es poco clara sobre los detalles de la trama, solo porque la mejor
manera de verla, es no saber cuál es el posible “gancho” hacia el espectador y
en el que cualquier spoiler de un crítico tendría que ser condenable. Esta película es irresistible, extraña y absolutamente
única, y un verdadero hallazgo para cualquier amante del séptimo arte, en donde
se merece estar entre las mejores quinielas para premios y opiniones de críticos.
Totalmente recomendable.