Un ferroviario en la China de 1941 lucha contra los
japoneses para lograr comida para los pobres. Pronto se embarcarán en una
misión suicida para volar un puente.
Ding Sheng y Jackie Chan ya han producido dos buenas
películas, la efectivamente dramática PEQUEÑO GRAN GUERRERO (2010)
y la subestimada ACCION POLICIAL (2013), antes de
RAILROAD TIGERS (2016). El dúo, aunque ciertamente tienen sus
detractores contra el estilo y el enfoque de ambas películas, han demostrado
que podían tener éxito en la taquilla en China. Entonces con eso en mente, RAILROAD TIGERS llego con las expectativas altas. La película cumple
con el entretenimiento en el espectador, pero quizá el público esperaba mucho
mas de ella. Los fanáticos de las payasadas de Chan apreciarán muchas de
las situaciones de acción y comedia que surgen en la película y Ding
Sheng ciertamente tiene un don para el estilo visual que hace que el
final sea un espectáculo hilarante y sincero, pero la película tiene problemas
con un guion problemático y un flujo narrativo que le cuesta arrancar. La
película tiene su encanto, pero ciertamente tiene fallos.
Mientras que el período de la China ocupada por los
japoneses no es un nuevo tema como un elemento básico para la industria
cinematográfica, RAILROAD TIGERS tiene una gran historia detrás, con un ángulo que lo
hace más que entretenido para aquellos que han visto una tonelada de
"luchadores de la resistencia tienen que unirse para luchar contra el ejército
japonés. ¿Y cuál es el ángulo? Que salen muchos trenes. Es un enfoque simple,
ocasionalmente cambiando su decorado a la estación y pueblo donde operan los
Tigers o un depósito de suministros, pero es efectiva. Este tipo de ángulo
permite a la película reproducir algunas secuencias divertidas que auguran un
acercamiento al entretenimiento de Jackie Chan, principalmente que tipo
de trucos puede realizar encima de los trenes. El inicio involucra un atraco en
el tren, violencia en forma de “cartoon” y acabando de una manera desastrosa. Chan
y su equipo se adaptan perfectamente a este enfoque también, ya que ofrecen buenas
actuaciones que equilibran la tensión dramática de un escenario histórico con
las acrobacias.
Sin embargo, a pesar de las divertidas escenas de acción y buenas
actuaciones, RAILROAD
TIGERS sufre de un flujo narrativo “tartamudo” y de una escritura
que se siente menos involucrada en la creación de un conjunto de escenas
coherentes dentro del espectáculo de acción. Hay demasiadas líneas argumentales
secundarias en relación con los diversos personajes secundarios de los Tigres que
solo sirven para dar relleno a la historia cuando no es necesario. En lugar de
centrarse en la relación del personaje de Chan con su hija y su posible futura
esposa (ambas son ideas centrales fantásticas para que la película dependa,
pero rara vez se siente de esa manera), simplemente agrega aleatoriamente más
personajes a medida que avanza la trama. Hay dos villanos en la película (uno
masculino y otro femenino) cuando realmente solo necesitaba ser uno y hay una
gran cantidad de personajes irrelevantes para la trama o la narrativa que
aparecen dificultar la narración. No ayuda el hecho de que Ding Sheng no esté seguro
de cómo manejar la estructura narrativa de la película, ya que sigue sumando
más transiciones cuando no las necesita.
En definitiva y resumiendo: RAILROAD TIGERS sigue siendo una película
divertida que no es tan efectiva o impresionante como podría haber sido
teniendo en cuenta los actores involucrados. Su narrativa es defectuosa, al
igual que una escritura demasiado densa, que incluso presenta un inicio y final
con un niño en un museo que no viene a cuento, lo que también resta valor mucho
de la gran química, actuaciones y acción que hay en la película. Los fanáticos
de las películas modernas de Jackie Chan estarán satisfechos con
la película si no tienen muchas expectativas. Es entretenida y cumple, pero da
lástima lo que podría haber sido con un mejor guion.