En la Universidad de Chicago, la estudiante Helen Lyle (Virginia
Madsen) investiga la leyenda que rodea a Candyman (Tony Todd) un fantasma
con un gancho en vez de mano que aparece cada vez que su nombre se pronuncia
cinco veces ante un espejo. A propósito de la investigación de Helen, un
profesor explica la base histórica de la leyenda y las supersticiones que la
rodean: al parecer, Candyman es el espíritu vengativo de un esclavo que fue
mutilado por una chusma enloquecida que lo acusó de violar a una mujer blanca.
Cuando Helen se decide a repetir el nombre de Candyman cinco veces, pone en
movimiento una serie de inevitables hechos sobrenaturales, que culminan en
matanzas espantosas en las que ella misma es quien sostiene el arma del crimen.
Hay ciertas cosas que me encantan del siempre ingenioso escritor
Clive
Barker y sus historias. Me encanta la forma en que toma ciertos
conceptos del cliché (en este caso, la idea de una leyenda urbana) y luego se
convierte en algo completamente diferente. Ese es el lado sorprendente de la película
CANDYMAN
(1992) toma la idea de una leyenda urbana y luego te “folla” la mente con esa
historia.
Aunque algunas personas critican esta película slasher/sobrenatural
de principios de los 90, me parece que está masivamente subestimado. Hay tantos
aspectos pequeños que hacen que esta película sea interesante para mí. En
primer lugar, aunque hay algunos límites en los momentos más importantes, creo
que esto juega en el papel de los temores que puede tener el ser humano. Lo
cual me funciona muy bien. Ya sea que actúen por parte de cualquier persona (en
particular, Virginia Madsen como la protagonista) o simplemente el score
utilizado durante la película. CANDYMAN no juega sobre seguro con tanta
frecuencia y se beneficia de ello. En segundo lugar, el hecho de que parte de
esta película sea del año 1992 podría dañar su reputación para algunos (debido
al estilo y sobre todo el vestuario de la época) pero por alguna razón, me
gusta el hecho de que esta película se sienta “vintage” y funcione por sus
conceptos.
Sin duda tengo que incluir en esta crítica una mención del
actor Tony Todd como el propio Candyman. Las películas de Clive Barker siempre han
tenido interesantes "villanos" porque, en cierto sentido, no son
realmente villanos, ya que los protagonistas tienden a provocarlos en su “oficio”.
Por supuesto, todos recuerdan a Pinhead de la saga HELLRAISER como uno de los villanos icónicos
del terror. Pero me gustaría argumentar que Candyman también podría aparecer
fácilmente en esa lista. Construido sobre un concepto similar al de Freddy
Krueger, Candyman solo vive a través del miedo y los rumores de su existencia,
por lo que cuando el personaje de Madsen amenaza que él tome medidas
para conservar y castigar a quienes lo amenazan.
Por no hablar de la voz que tiene Tony Todd (indispensable
verla en V.O), la mano apuntada con un garfio lleno de sangre, y el abrigo de
piel que esconde una colmena de abejas en su pecho, el diseño de Candyman es
francamente terrorífico (en el mejor de los sentidos). Así que para cuando
aparece en la película (aproximadamente a la mitad del metraje), su leyenda
está construida y el espectador no está seguro de lo que va a hacer, y la
incertidumbre también es terrorífica. La actuación impresionante y sutil de Todd donde
no está seguro de sus motivos, a pesar de lo que dice, pero sabemos que están
ahí.
En definitiva y resumiendo: Creo que la combinación de la
historia de Barker, las decisiones del director Bernard Rose como
director (con sus espectaculares tomas cenitales), y la actuación sutil de la actriz
principal y ese villano, hacen que CANDYMAN sea una necesidad y una oportunidad para
cualquier fanático del horror de que sea descubierta.