Lucas (Elijah Rodriguez) es un adolescente
de 14 años al que la vida de pandillero ha seducido en la ciudad de Washington
D.C. Pese a ello, tiene claro que hará todo lo posible por evitar que su
hermano de 10 años siga sus mismos pasos. Cuando un veterano de la guerra de
Afganistán (Jean-Claude Van Damme) llega a su barrio, Lucas encuentra una
oportunidad única para que éste se convierta en el tutor de su joven hermano.
Una parte de mí se pierde todavía en los días en los que
ibas a un videoclub y podías ver a Jean-Claude Van Damme en una portada
de VHS y saber exactamente qué tipo de película ibas a alquilar. Por ejemplo, la
portada de LIBERTAD
PARA MORIR (1990) lo tiene todo.
Pantalones altos, camisa demasiado ajustada, incluso en la clásica postura de
“se avecina una patada giratoria”. Ahora miras la portada de su última película
WE DIE YOUNG (2019) en comparación, y todo es un poco extraño. No se
puede culpar a Jean-Claude por envejecer, pero hace mucho que llegó a esa
etapa extraña de su carrera en la que se está convirtiendo en un actor de “directo
a DVD” y está experimentando con estilos poco convencionales y serios. Aquí
interpreta a Daniel, un exmarine adicto que, para empezar, no tiene mucho que
ver en la película y no tiene mucho que hacer más allá de pegar algún que otro
puñetazo cuando toca.
La nueva película del coescritor y director Lior
Geller no es mala, supongo; es superficialmente relevante,
políticamente hablando, y se revuelve de manera competente a través de los
ritmos esperados en los géneros de gángsters, apoyándose tanto en los clichés y
estereotipos que casi esperas que todo se derrumbe. Pero Van Damme es discreto y
solo hace que observar lo que ocurre a su alrededor (también decir que su
personaje no habla) y el villano que parece salido de una serie de dibujos
animados, Rincón (David Castañeda), roba todas las escenas en las que se
encuentra. Supongo que es lo apropiado para una figura de jefe tatuado de una
pandilla Latinoamericana.
WE DIE YOUNG no es tan atroz como otras películas directas
a DVD del actor, pero corre el riesgo de sensacionalizar toda la terrible
experiencia, especialmente porque la película comienza con su "héroe"
adolescente, Lucas (Elijah Rodriguez), que ofrece a la audiencia un recorrido
narrado de su vecindario de Washington DC, diciendo que en solo 20 minutos en bicicleta
puede pasar del terrible barrio donde vive a La Casa Blanca (en una crítica a
la política que no lleva a absolutamente nada).
Geller adopta un enfoque tan relajado para todo lo que filma en
WE DIE YOUNG que no puede realmente reunir las energías necesario
para para tratar cualquier tema, excepto quizás un cliché tras otro. Daniel
tiene flashbacks a Afganistán; Lucas tiene un hermano menor a quien está
tratando de proteger del estilo de vida de los gángsters; Rincon cita a
Shakespeare; y hay palizas filmadas a cámara lenta a ritmo de triste ranchera.
Se puede decir que la película tiene todos los elementos para realizar una
buena historia, lo que ocurre que en ningún momento llegas a conectar realmente
con ella.
En definitiva y resumiendo: Admiro lo que WE DIE YOUNG estaba tratando de hacer, a pesar de que casi nunca
lo logra, y admiro el compromiso de los actores con la película (a pesar de que
más de uno pensara ¿Qué hago yo aquí?). Pero todo es simple que si te rindes como
espectador al menos puedes disfrutar de algún momento de Jean-Claude Van Damme, aunque
sea en una muy pequeña escala.