No es necesario ser un científico espacial para saber que el thriller policial titulado BLACK AND BLUE (2019) tiene como objetivo abordar las relaciones entre la policía y la comunidad afroamericana. Es un tema valioso para explorar, y si se hace correctamente puede generar algunos debates muy necesarios, pero envolver esas buenas intenciones en algo que solo se puede disfrutar apagando el cerebro y comiendo palomitas, a medida que se desarrollan emociones baratas y aumenta el número de cadáveres según transcurre el metraje.
No debería dejar de mencionar que hay momentos en los que el
director Deon Taylor crea buenas escenas a partir del guion de Peter
A. Dowling con un enfoque feroz y emocional. La gente de es atrapada por
la policía y directamente les apuntan con la pistola en la cara (sin tener
motivos), ya que los hombres, como Milo interpretado por Tyrese Gibson,
no pueden tener respuestas para tales actos. Hay un intento de abordar ciertos
temas con una visión contundente, y es una lástima, porque cuando la historia
empieza a intensificarse se sumerge de lleno en los aspectos del género de acción
y esos debates solo quedan como telón de fondo.
Después de un encontronazo entre West (Naomie Harris)
y unos policías corruptos, se encuentra en una persecución, tratando de ofrecer
emociones tensas y película de acción y solo encuentra poco tiempo para sazonar
algunos de los subtextos más profundos que desea explorar con mayor
profundidad. Por mucho que la película presente a ciertos policías como
villanos, es difícil no encontrarlos en absoluto amenazadores cuando son
demasiado ineptos para saltar una valla y continuar la persecución o pasar
demasiado tiempo deteniéndose y buscando a su izquierda cuando ella claramente
se fue a la derecha. Sin duda la mejor actuación es la de Naomie Harris,
que es tremendamente idealista e inspira a algunos personajes secundarios como
Milo, el oficial Jennings interpretado por Reid Scott y Missy interpretada
por Nafessa Williams para cambiar sus formas y ver las cosas de
manera diferente. Los dos últimos llegan al final a pesar de estar a un lado
durante gran parte de la película, y gran parte de lo que hace que BLACK AND BLUE se
eleve por encima de los clichés depende únicamente del poder de Naomie
Harris. Un verdadero “tour de forcé”, Harris salta a la
acción con pasión y confianza, y continúa demostrando por qué es una actriz
dramática que deberíamos seguir admirando y quién está más que lista para ser
protagonista de sus propias películas. Si hay alguna razón para recomendar la
película fuera del típico fanático del thriller de acción, es para ver a Harris
brillar en todas sus escenas.
Si bien casi nadie en el elenco está a la altura de Harris,
la película quizás cambie la forma en que el público ve a actores como Gibson,
Scott y Colter. El primero es visto en la
actualidad como Roman en la saga FAST AND THE FURIOUS,
y dejando de lado el humor de esas películas, muestra un lado más vulnerable, que
es un cambio de ritmo que se agradece. Lo mismo ocurre con Scott,
quien después de años en la serie VEEP,
nos muestra su lado dramático y con Colter pasando del héroe Luke
Cage al imponente villano Darius. Desafortunadamente, demasiados personajes
están subdesarrollados hasta el punto en que todo lo que se puede hacer es
señalar a algunos y decir "Sí, hay villanos en ambos lados", y luego
señalar a muchos menos y decir: "Pero mira, no todos son malos”.
En definitiva y resumiendo: Con algunas buenas actuaciones y
algún destello de crítica social, BLACK AND BLUE
demuestra que coge algunos aspectos de la película TRAINING
DAY (2001) y tiene acción, pero lo
que realmente destaca dentro de lo lineal que es toda la película, es la actuación
de Naomie y solo por eso merece ser aprobada. La película intenta
ser una película de suspense inteligente, pero carece de cerebro y tensión para
serlo, que podría haber sido mucho más, pero se conforma con lo mínimo.