En 2014, un multimillonario de procedencia china reabrió una
antigua fábrica de General Motors en la ciudad de Dayton (Ohio). Para miles de
locales, la llegada de un manufacturador multinacional implicaba recuperar sus
trabajos -y su dignidad- después de que la recesión hiciese estragos en su día
a día. Al principio, el contraste cultural es gracioso, pero los problemas
entre el planteamiento chino y el norteamericano no tardan en florecer.
AMERICAN FACTORY (2019) es un documental que no se presenta como el
último punto de vista moral, y se mantiene bien centrado, lo que permite al
espectador tener su propia ideología de lo que está en juego en la historia. La
película presenta inteligentemente el lugar de trabajo estadounidense, y luego
los gerentes disfrutan de un viaje a China para presenciar el lugar de trabajo
chino. Las diferencias son terriblemente vastas, que van desde las condiciones
de trabajo y las vacaciones anuales necesarias, además de una celebración del
año nuevo chino que deja a los americanos con la boca abierta (e incluso uno de
ellos llegando a llorar de la emoción.
El documental de Netflix profundiza entre los trabajadores;
Es revelador que algunos trabajadores adopten a sus trabajadores chinos,
intercambien idiomas, prácticas y cultura, consolidando la política de
izquierda, mientras que, por otro lado, puede sentir la brecha entre algunos
colegas. Hay momentos de confesión en algunas entrevistas debido a métodos de
trabajo o una actitud percibida ante un problema, y sobre todo la idea de que
haya un sindicato para el trabajador y los que lo apoyaban la idea.
El quid de AMERICAN FACTORY es la naturaleza dinámica de la Unión de
Trabajadores. Curiosamente, el presidente de Fuyao insiste en que la fábrica se
cerrará y se trasladará si se forma el Sindicato, lo que produce una segunda
mitad más cruda en el documental, donde los trabajadores protestan y el
enfrentamiento se hace evidente, en momentos en que el negocio no está produciendo
ganancias.
Según su propio estándar, AMERICAN
FACTORY hace las preguntas en un
mundo donde la automatización se implementa agresivamente; ¿Pueden dos culturas
trabajar juntas en entornos industriales para formar un objetivo común? Con una
política en espiral, ¿las empresas multimillonarias abrumarán a una comunidad
desesperada para sus propios fines, o los incentivos locales ganarán en
detrimento de la empresa? Lo que está claro es que la inversión extranjera no
es necesariamente positiva, y presenta desafíos de alto y bajo nivel para los
gerentes intermedios.
En definitiva y resumiendo: El documental AMERICAN FACTORY es muy perspicaz y trágicamente honesto por ser neutral
en sí mismo, tratando de observar ambas culturas y de cómo a veces no funciona
como debería entre ellos. Uno de los documentales mas poderosos y estimulantes
que desafiara el punto de vista del espectador.