Exorcism at 60,000 Feet (2019)


Durante el último vuelo de un transatlántico, un sacerdote, un rabíno y la tripulación de vuelo luchan por salvar el avión de una posesión demoníaca.


Siempre he comentado que tengo un cierto problema con las comedias de terror y es que casi todas me parecen autentica morralla, exceptuando quizás SCARY MOVIE (2000) y su secuela SCARY MOVIE 2 (2001), si tengo que tirar un poco más atrás en el tiempo, solo salvaría REPOSEIDA (1990) pero simplemente porque le tengo cariño, ya que fue una película que vería con 6 años aproximadamente. Pero cual ha sido mi sorpresa ante la película EXORCISM AT 60,000 FEET (2019) que mezcla las posesiones dentro de un vuelo de un avión comercial, y si ya hubo un SERPIENTES EN EL AVIÓN (2006) y FLIGHT OF THE LIVING DEAD (2007) solo faltaba un exorcismo, que con este largometraje ya cumple ese motivo y aunque empieza como una parodia, se desvía a su propio estilo cómico que recuerda en muchas ocasiones a ATERRIZA COMO PUEDAS (2019).


Dirigida por Chad Ferrin y escrita por Robert Rine y Daniel Benton con títulos en su haber como EASTER BUNNY, KILL! KILL!  (2006) por parte del director y DRACULA IN A WOMEN´S PRISON (2017) por parte de los guionistas, EXORCISM AT 60,000 FEET me ha sorprendido gratamente, ya que si bien cuando ves una película con ese titulo no esperas nada, me gusto mas de lo esperado. Ya que, si bien el guion es simple, con un exorcista que justo acaba de terminar un trabajo (básicamente pegarle un tiro al poseído) decide coger un vuelo hacia Vietnam, por motivos personales y junto un variopinto grupo de pasajeros, que incluyen una madre con su hijo con síndrome de Tourette (el hijo interpretado por un actor enano), un rabino, una mujer que va a Vietnam para un rejuvenecimiento vaginal y en resumidas cuentas, un plantel de personajes que parecen salidos de una serie underground de dibujos animados.


La película se basa en una sucesión de gags que funcionan en su mayoría e incluso me he pegado unas buenas risas durante la mayor parte del metraje, uno de sus problemas es que una vez pasado el ecuador del largometraje pierde ritmo y los gags ya no tienen tanta gracia. El estilo de comedia va desde el “slapstick” hasta el humor grosero (atención a un tampax lleno de sangre) que incluyen chistes de embarazadas e incluso rozan la línea de la violación y entre todo ello, pues la trama débil de que un espíritu demoníaco se dedica a poseer a los pasajeros mientras el torpe padre Padre Romero interpretado por Robert Miano intenta salvarlos a todos.


El elenco incluye estrella del cine de terror como Bill Moseley en un papel que funciona a pesar de sus escasos minutos en pantalla, Adrienne Barbeau como madre del hijo enano o el mítico Lance Henriksen y que se ve que se divierten en la película, pero sin duda un 60% del éxito de EXORCISM AT 60,000 FEET se basa en las actuaciones de Bai Ling y Matthew Moy como auxiliares de vuelo que tienen los mejores gags de la película, basados en sus gritos o su comedia exagerada, aspecto que en mi opinión funciona de maravilla. En lo que se refiere a la parodia del terror en sí, solo se basa en escenas gore con efectos cutres que tampoco si no hubieran aparecido hubiera cambiado la opinión sobre ella.


En definitiva y resumiendo: EXORCISM AT 60,000 FEET no es perfecta de ninguna manera: el ritmo decae a mitad del largometraje y su metraje no tendría que haber durado mas de 80 minutos.  Pero el humor absurdo funciona si eres capaz de aceptar todo tipo de humor y no te ofendes a la primera de mano, siendo una diversión tonta para los espectadores. Solo espero que Bai Ling y Matthew Moy tengan un “spin-off” de sus personajes y que a pesar de su titulo y que invita a no verla, merece un visionado si tienes un día de bajón, ya que como parodia funciona bastante bien siendo una sorpresa por mi parte.