El maestro de Kung Fu (Donnie Yen) viaja a San
Francisco con la esperanza de encontrar una vida mejor para su hijo. Sin
embargo, una vez que llega, descubre que algunos de los lugareños no están
listos para aceptar su estilo de artes marciales en Estados Unidos.
Cuando se trata de películas modernas de artes marciales, la
saga IP MAN tiene su encanto. En la que será
probablemente la última de la franquicia titulada IP
MAN 4: El FINAL (2019) Donnie Yen vuelve una vez más como el
maestro de Kung Fu que entrenó a Bruce Lee (Kwok-Kwan Chan).
Si bien la última película está llena de numerosas secuencias de lucha que son bastante
buenas gracias a un excelente equipo de especialistas, también es una historia
muy personal. La película le da al Sr. Yen la oportunidad de
decirle adiós al personaje de una manera satisfactoria. Esta historia trata una
serie de cuestiones importantes, pero sobre todo se centra en el racismo
durante la década de 1960 en San Francisco y el cáncer que padece el Maestro Ip
que esta acabando con su vida.
Esta franquicia en particular y según mi opinión, sigue
teniendo sus mejores películas tanto en la primera IP
MAN (2008) y su secuela IP MAN II (2010).
Siendo un fanático de las películas de Kung Fu, he disfrutado cómo exploran el
personaje real que era tan tranquilo, pero increíblemente hábil con sus habilidades.
Donnie Yen realmente aporta clase a esta historia llena de
acción. Una escena que involucra una mesa giratoria es mucho más entretenida de
lo que tiene derecho a ser, y casi todas las secuencias de peleas son un buen
espectáculo. Sin embargo, nada de esto funcionaría si no fuera por la fuerza
que Yen aporta a este personaje. Ciertamente, su comportamiento
estoico realmente no permite que el actor traiga una fuerte energía dramática y
emocional a su actuación. Aun así, hay algo dinámico en la forma en que responde
a los muchos desafíos con los que se enfrenta en la historia.
Por bueno que sea, la historia no es nada nueva u original.
De hecho, la trama realmente no destaca en ningún momento y parece que quiere
abordar demasiados temas. En cuanto a los villanos, es fácil despreciar al
personaje de Scott Adkins con su personaje Barton Geddess y Chris
Collins como Colin Frater. Estos tipos están pintados como idiotas
maliciosos y racistas, y realmente no tienen muchas capas (siendo más parecidos
a unos villanos de dibujos animados). Sin
embargo, siendo tan genéricos estos villanos, tanto Collins como Adkins
claramente están pasando un buen rato con sus interpretaciones. Y
cuando finalmente tienen sus respectivas peleas contra Yen, todo
funciona como el mecanismo de un reloj.
Siendo la película que cierra la saga, hacen todo lo posible
para honrar esta franquicia de una manera interesante. Esto incluye un montaje
de todas las anteriores películas, que ayuda a recordar a los espectadores lo buena
que ha sido la acción en todos los largometrajes. Esta saga combina el encanto
de crear una historia con un intenso nivel de artes marciales, pero aun así
logra utilizar la fuerza silenciosa del personaje principal. Incluso con su
intrincada historia, es fácil apoyar a Donnie Yen, así como a la
joven llamada Yonah (Vanda Margraf) que agrega un poco de bondad
a la historia. También hay que dar una mención al actor Kwok-Kwan Chan.
El actor es una elección perfecta para retratar al legendario Bruce Lee
en su juventud. Si bien es solo una pequeña parte de esta secuela, ciertamente
deja una buena impresión y ojalá el día de mañana algún productor de esta saga
cree un spin-off ya con el personaje de Bruce Lee.
En definitiva y resumiendo: IP
MAN 4: EL FINAL es una conclusión satisfactoria para la franquicia. Donnie
Yen continúa dándolo todo con su personaje. Las coreografías de acción y
artes marciales son buenas, y los “chicos malos” son realmente malos, pero
siendo un poco ridículos. El guion intenta un poco llevarlo todo a casa
(claramente a su público chino) pero aun así ofrece algunos momentos
conmovedores. Esta combinación única de una historia biográfica y una película
de acción ficticia termina con un final sincero, gracias al director Wilson
Yip. Y sí, es un final agridulce para un impresionante tributo a la
vida real del maestro Ip Man, cortesía de Donnie Yen.