“En todas las familias cuecen habas” podría haber sido un
titulo mas predilecto para la película WILDLAND
(2020). Este largometraje que mezcla el thriller criminal y la pura telenovela y
que está dirigida por Jeanette Nordahl. O como dice la joven
protagonista Ida (Sandra Guldberg) en su voz en off que introduce
la historia: A veces las cosas salen mal incluso antes de empezar. Esa frase
significativa describe acertadamente el desarrollo de la historia que pasa de absurdo
a lo estúpido y la situación de Ida de mal en peor. Conclusión: el mal
parentesco es el infierno.
Ida se muda con su tía y sus primos después de la trágica muerte de su madre en un accidente automovilístico. El hogar está lleno de amor, pero de puertas afuera la familia lleva una vida violenta y criminal.
A través de pequeños y refinados toques que típicamente evocan la mediocridad sutil del cine escandinavo, el guion se difunde gradualmente y se convierte en un estudio psicológico en torno al deterioro de las relaciones y lazos familiares. El amor se convierte en adicción y en una enfermedad expresada a través de la violencia. La violencia aquí también existe internamente dentro del entorno familiar, pero está tan establecida que se ha convertido en un medio de comunicación y expresión de una forma de amor distorsionado hacia lo que se refiere a la familia. No a los otros miembros, sino al "nido" y lo que señala. Y debido a que la violencia directa ha sido reprimida dentro del contexto familiar, inevitablemente se canaliza hacia afuera, lo que resulta en una familia que básicamente funciona como una pequeña mafia.
Una gran ventaja que tiene la película WILDLAND es la construcción de la historia en torno a Ida, respaldada por la interpretación extremadamente introvertida de Sandra Guldberg Kampp. Por supuesto, ningún personaje es realmente desagradable, ya que todos son de alguna manera víctimas de su propia situación. Pero Ida tiene un alma pura, que te toma de la mano y te pones inmediatamente en su lugar. Por un lado, lamentas que esté involucrada con las personas equivocadas, pero por otro lado comprendes completamente sus contradicciones.
WILDLAND es una película que requiere paciencia, debido a su ritmo lento (pero no pesado. La película resulta un trabajo intimo para su directora e interesado en Ida y como he comentado anteriormente, su comprensión a su nueva familia en este nuevo mundo que se extiende ante ella. Incluso cuando el personaje duda que si realmente, tanto su tía como sus primos son unos “feriantes” de mucho cuidado, el guion le da la opción de volver a estar sola o congraciarse con el clan de una manera que, irónicamente, sirve para aislarla. más. Esta elección, tal como se le presenta, juega en mi cabeza con escenas en las que Ida sale con sus primos, bebiendo y bailando en clubes, arrastrada por la resaca de las noches, fuera de control con la gente que te ama, aunque sepas que quizás no es la mejor compañía con la que estar.
En definitiva y resumiendo: WILDLAND
habla de la unión familiar a cualquier precio, y juega entre el drama personal
y el thriller en una pequeña escala. Visualmente juega bien sus cartas y deja
que todo el personaje tenga un desarrollo adecuado, aunque la protagonista es
la narradora (casi) de toda la historia. Si eres amante de este tipo de películas
de ritmo lento pero interesante y con un final que te deja frio, como el país de
donde proviene, sin duda merece la pena ser vista.