Pinocho de Guillermo del Toro (2022)

 

El director Guillermo del Toro ha realizado algo grande con la figura de Pinocho (cuento de Carlo Collodi). Tengo que reconocer que nunca me ha gustado Pinocho, ni su versión Disney de 1940, ni todos los largometrajes que han venido después de ella. Pero la inteligencia de Del Toro ha convertido la historia y la ha transformado inteligentemente. Su PINOCHO DE GUILLERMO DEL TORO (2022) se ha convertido en una película sobre la individualidad y no sobre el conformismo, sobre la libertad y no sobre el paternalismo, una película sobre padres e hijos, sobre la vida y la muerte. Estos temas se acentúan aún más al situar la acción en la Italia fascista. Y esta adaptación también es un gran hito en el arte de la animación.

El carpintero Gepetto (David Bradley) vive completamente solo y aislado en la Italia de la década de 1930, mientras el fascismo va creciendo a su alrededor. Cansado de esta situación, decide cambiarlo él mismo y crear a un hijo de madera que llamará Pinocho (Gregory Mann). Una noche gracias a un poco de magia el muñeco de madera cobra vida y cumple todos los sueños de Gepetto de tener un pequeño hijo. Sin embargo, Pinocho no es como el carpintero espera, en vez de ser obediente y tranquilo, el niño adora la diversión y las travesuras. Pinocho está harto de no ser lo que su padre desea, así que se marcha a vivir aventuras, pero pronto se dará cuenta de que ha ido demasiado lejos.

Ese del Toro, que ya figura en el título de esta versión y que codirige junto a Mark Gustafson toma un camino más oscuro que luminoso en su versión y eso ya se puede ver en la primera escena donde Gepetto crea el muñeco de madera desde la ira y la frustración. El títere de madera inicialmente muy incómodo, aprende con entusiasmo sobre los objetos y sus nombres, solo para usarlos y destruir algo. El muñeco no es bonito en su forma física y no se porta bien, simplemente porque aún no sabe sobre el buen y el mal comportamiento, sobre la moral, las reglas y los sentimientos. La novela de Collodi vive enteramente de este “antihéroe” que va aprendiendo de la vida y que tiene que dar ejemplo de como comportarse en la vida ante las situaciones que vive. La versión de 1940 convirtió a esa marioneta en un ser mágico con un gran corazón. Del Toro tampoco lo dibuja sin una completa falta de simpatía. La historia le permite cometer errores, pero no lo juzga por ello. Al contrario: la desobediencia de Pinocho se convierte en una fortaleza de su carácter. El objetivo no es la adaptación, sino el propio pensamiento, la propia personalidad. Exactamente esta desviación del original lleva a PINOCHO DE GUILLERMO DEL TORO a otro nivel y se adapta mucho mejor a la actualidad y al espectador adulto.



La película contrarresta hábilmente el deseo de Pinocho de ser aceptado por lo que es y no solo por ser un renacido con el trasfondo histórico del fascismo. Porque en la Italia que se crea aquí, casi todos parecen marionetas sin voluntad propia. Siguen ciegamente las instrucciones de su guía que no es otro que Mussolini. Con una inteligencia soberbia, Pinocho no acaba en un momento de su vida en el “país de los trucos” donde los niños se acaban convirtiendo en burros. Del Toro cambia las reglas del paralelismo y muestra como un niño (aunque sea de madera) acaba dentro de un sistema totalitario en una sección de la historia que pretendo no contar para la sorpresa del espectador.



El amor de Guillermo del Toro por el cine stop-motion es inconfundible. Del Toro y Gustafson dirigen la animación como si fuera una película de acción real. La cámara está en constante movimiento y flota a través del mundo en miniatura diseñado con una delicadeza impresionante; las figuras que pretenden ser llamativas en su diseño no solo son funcionales a la vista del espectador, ya que la animación y sus animadores observan sus rasgos faciales, les hacen hacer movimientos casuales que, por supuesto, no son casuales. Incluso se imitan los cambios de humor a través de la iluminación de una secuencia. Al mismo tiempo, la forma no es un truco para captar a los fanáticos de la animación, sino que es la gran parte esencial para la historia; Las figuras reflejan perfectamente la crítica de las personas que aparecen en la historia, menos a Pinocho que le dan amablemente un alma. Es de aplaudir todo el trabajo que se ha realizado por parte de los animadores en esta película.



En definitiva y resumiendo: PINOCHO DE GUILLERMO DEL TORO carece de ligereza. Es oscura y muestra los peligros cuando el mundo se vuelve ciego ante el valor de la individualidad y solo de mira la aparente perfección. La historia en un emocionante y misterioso cuento de hadas que conduce a mundos extraños, hasta un escalofriante encuentro con la fascinante muerte personificada. También se puede leer como una historia religiosa gracias a los numerosos motivos que ofrece, como una fábula sobre el nacimiento y la muerte, la resurrección y la redención. No es una película para niños, y e intentar que lo sea es un error, porque la historia contiene canciones a lo largo del metraje que no funcionan con el tono que se esta ofreciendo, lo que es un “coitus interruptus” para el espectador. La película con su melancolía y su seriedad, abre un espacio de reflexión en el espectador. Tiene una moraleja más compleja que la original y es quizás incluso más conmovedora que las otras versiones anteriores de "Pinocho", lo que la hace una completa recomendación por mi parte.