How to have Sex (2023)

El entusiasmo que se vuelve angustia define  "HOW TO HAVE SEX" (2023), una obra que retrata el complejo paso entre la juventud y el ingreso a la vida adulta. Esta producción marca el inicio en la dirección de la cineasta emergente Molly Manning Walker, quien ofrece una mirada introspectiva y personal al presentarnos su opera prima.

Tres adolescentes británicas se van de vacaciones para celebrar sus ritos de iniciación: beber, salir de fiesta y ligar, en lo que debería ser el mejor verano de sus vidas.

El filme se nutre de las experiencias de Tara, Skyle y Em: tres amigas británicas que anticipan lo que esperan que sean unas vacaciones inolvidables. La película, similar en temáticas a la disrupción de "SPRING BREAKERS" (2012) del director  Harmony Korine, se sumerge en un relato de juventud impregnado por tensiones eróticas que flotan en la narrativa, en ocasiones de modo explícito. Lo que inicia como escapada despreocupada, derivado de la adolescencia, se torna en un laberinto de éxtasis traicionero y trampas de índole sexual. El desarrollo de personajes y la atmósfera del film simulan con éxito ese momento  emocional; en esos paisajes de júbilo nos perdemos, nos acomodamos a lo incómodo. La toma de perspectiva femenina no es solo atractiva sino contagiosa y capaz de evocar la inmersión emocional del espectador. La película nos ofrece un espejo donde los jóvenes pueden verse reflejados y los adultos podrían hallar eco de memorias pasadas, donde éramos unos completos inútiles.


El film desenmascara sutilmente la falsedad que persiguen las gratificaciones  apresuradas. En escenarios carentes de consentimiento y madurez, emergen figuras masculinas esbozadas como seres despreocupados, casi negligentes en su trato a lo sentimental y lo personal. Se dibuja un retrato de la negligencia de la juventud hacia el otro y hacia uno mismo. El director de fotografía, Nicolas Canniccioni, abrazan esta frescura, capturando con una sutil delicadeza desde la confusión hasta la reflexión más serena, reflejada magistralmente en la escena inaugural con las tres chicas bañándose en la playa durante el amanecer, o como los primeros rayos del día nos hace visualizar unas calles que parecen sacadas de un largometraje post apocalíptico. Pese a ello, la obra refleja la inexperiencia de Walker, mediante una estética naturalista que, por momentos, subraya más la presencia de la cámara con demasiadas escenas de desfase en la discoteca y en otros lugares, que realmente la historia que pretende contar.

El relato fluctúa entre la frivolidad y el desasosiego interno, mostrando competencia; sin embargo, encuentra su límite en una estructura que, aunque logra resaltar episodios de tensión palpable, no consigue excavar hacia cualquier momento de mayor profundidad emocional. La película plantea sus conflictos, pero se restringe en su tratamiento, manteniéndose entre los márgenes de su premisa. Pese a una interpretación notable, particularmente por parte de Mia McKenna-Bruce, la sensación general es la de una historia contada hábilmente, pero sin el aliento de ser algo excepcional.


En definitiva y resumiendo: "HOW TO HAVE SEX" es una obra que revela su potencial narrativo a través de las imágenes pero se acoge a la seguridad de su encuadre dramático más inmediato, siendo su zona de confort. Te entretiene, te hace pensar un poco y eso ya es bastante. No es una película que vayas a recordar toda tu vida, pero tampoco es de las que se olvidan en dos días.