Un joven está locamente obsesionado por una chica universitaria, y está dispuesto a tomar medidas audaces para evitar que ella se case con su prometido, un oficial naval. La mujer, por su parte, no está completamente decidida...
"DARR" destila su trama a una esencia preocupantemente simple: el amor no correspondido. Pero su presentación es todo menos simplista. La historia sigue a Kiran (Juhi Chawla), acosada sin descanso por un compañero obsesionado, Rahul (Shah Rukh Khan), cuyas tácticas pasan de ser románticas a siniestras, perturbando la armonía que comparte con su prometido Sunil (Sunny Deol), un audaz oficial naval. En este filme, Shah Rukh Khan entrega una actuación prodigiosa, que no solo define su carrera sino también las convenciones del antihéroe de Bollywood. Cada matiz de su actuación, desde los gestos temblorosos hasta la risa maníaca, despliega el amplio alcance de su versatilidad y su capacidad para personificar el extremo de la obsesión. Al estar constantemente al borde de la psicopatía, Khan ofrece un estudio de personaje impresionante, poniendo a "DARR" una impronta indeleble en la memoria del espectador.
No obstante, la película no está exenta de sus propios excesos, particularmente en lo que respecta a su banda sonora. Las canciones, aunque bellamente compuestas por Shiv-Hari e inmortalizadas por la magnífica voz de Lata Mangeshkar entre otros, a menudo extienden su duración más allá de lo que los patrones habituales toleran. Si bien son importantes para la narrativa, algunas canciones parecen interminables a los ojos modernos, interrumpiendo el ritmo de una narración ya de por sí densa.
Juhi Chawla brinda una actuación notable como la afligida Kiran, encarnando de manera convincente a una mujer cuya vida es sumida en la angustia. El rol de Sunny Deol, aunque un tanto unilateral, sirve como el "héroe tradicional" frente al acechador implacable que es Rahul, aunque Sunny esta muy por debajo de la actuación de los otros dos protagonistas y cuando comparte pantalla con Khan, directamente desaparece del interés del espectador. "DARR" sobresale también en su aspecto técnico. La experta cinematografía y la dirección artística completan el paisaje emocional de la película, creando una interconexión entre las pintorescas locaciones (parte de ellas, rodadas en Suiza) y la oscuridad interna de sus personajes.
En definitiva y resumiendo: Aun con sus imperfecciones, "DARR" se alza como una exploración audaz del deseo y la devoción convertidos en obsesión. La dirección visionaria de Yash Chopra y la inquietante interpretación de Shah Rukh Khan colaboran para situar al largometraje como una joya cinematográfica, un testimonio de cómo el cine puede adentrarse en regiones oscuras y seguir resonando con fuerza a lo largo de los años. Con todo, el legado de "DARR" reside en su habilidad para aterrorizar y fascinar, al tiempo que destaca por su representación de un amor que, lejos de ser puro, se deforma en algo tan terrorífico como cautivante. Como diría Rahul: "I love You K K K Kiran".