Rustin (2023)

En el registro cinematográfico de figuras cruciales para el movimiento de derechos civiles, "RUSTIN" (2023) se destaca como un tributo atractivo a uno de sus artífices más olvidados. La implicación de Barack Obama no solo como productor, sino también como el presidente que concedió póstumamente a Bayard Rustin la Medalla Presidencial de la Libertad, subraya tanto la relevancia histórica como la necesidad de rescatar su legado.

La historia real del ícono de los derechos civiles Bayard Rustin (Colman Domingo), quien nunca recibió su merecido como una de las figuras clave detrás de la Marcha en Washington de 1964 por el Empleo y la Libertad.

La trama se enfoca en una fase concreta de la vida de Rustin, desde ser marginado por sus compañeros en la lucha hasta convertirse en una figura clave en la organización de un evento histórico como la Marcha sobre Washington. El guion despliega con acierto, las luchas internas del movimiento y fomenta la introspección. El relato también sumerge al espectador en las dimensiones privadas de Rustin, explorando sus relaciones íntimas, lo que enriquece la percepción del hombre detrás del activista.

El director George C. Wolfe presenta una película con un tono que podría interpretarse erróneamente como distante, pero es, en sí, una herramienta educativa  para aquellos que aspiran a una comprensión de la época y sus conflictos. La interpretación de Colman Domingo añade una capa de complejidad al personaje de Rustin: un hombre que, a pesar de sufrir discriminación por su orientación sexual dentro de su propio círculo de lucha, se alza como un pilar formidable en el avance por la igualdad. El drama de "RUSTIN" está sesgado no solo hacia las intrincadas políticas del activismo, sino también hacia la visceralidad de sus relaciones personales. Las experiencias sentimentales de Rustin, con su carga de complejidad y fragilidad, pintan un retrato completo del personaje más allá de sus logros públicos. Esto añade una veracidad a la película que escapa de ser meramente una serie de conversaciones y eventos históricos.

Los elementos de producción, no obstante, dan lugar a la crítica negativa. El estilo de Wolfe, que se inclina más hacia lo teatral que hacia la expresividad propia del cine, limita la representación de algunos momentos cumbre, como la Marcha sobre Washington, algo que se queda demasiado insípido para el espectador. A pesar de esta elección estilística, las actuaciones garantizan que el largometraje mantenga su fluidez y se comunique con la audiencia, con los papeles de Domingo, Rock y Turman fortaleciendo la sustancia de la obra.

En definitiva y resumiendo: Aunque "RUSTIN" hubiera ganado de una mayor adaptación cinematográfica, esto no eclipsa su importancia. La naturaleza conversacional y el ocasional paso lento son superados por una representación que convoca la atención hacia un héroe menos reconocido, haciendo de la película un contenido esencial no solo por su valor narrativo, sino también pedagógico. La película lo que pretende y consigue, es convertirse en un constante recordatorio de la perseverancia, el coraje y el compromiso con la igualdad que definieron a Rustin y a la lucha continua por los derechos civiles.