Mister Vídeo: El rey de la Montaña (1981)

 

"EL REY DE LA MONTAÑA" (1981), es una película que se esfuerza por capturar el estilo y la ambientación de Los Ángeles en los albores de los ochenta, y que se presenta con una mezcla de ambición y nostalgia. Su lanzamiento en 1981 llegó acompañado de un cierto bombo, completado con merchandising como un libro de bolsillo y un disco de vinilo destacando el tema “Dangerous Strangers” (normal que fuera gratis, el tema es horroroso). Sin embargo, el recibimiento inicial fue tibio, y con razón: la película se asienta en una ejecución que, lejos de ser memorable, apenas consigue mantenerse a flote en el vasto océano del cine de acción y de carreras.

Un grupo de amigos compite con sus autos de alta potencia en un peligroso y mortal camino de montaña conocido como Mulholland Drive para ver quién puede reclamar el título de "Rey de la colina".

Con el tiempo, "EL REY DE LA MONTAÑA" ha adquirido cierto estatus como punto de partida para el subgénero de carreras callejeras, un precursor distante de franquicias como "FAST AND FURIOUS". No obstante, la película se queda muy corta en varios aspectos que son cruciales para que una obra cinematográfica trascienda. Aunque el reparto incluye figuras de culto como Seymour Cassel y Dan Haggerty, así como un breve cameo de Cassandra Peterson antes de su fama con el personaje icónico de Elvira y Dennis Hopper como "villano incomprendido", la película no logra capitalizar totalmente estas apariciones, desperdiciando el potencial en personajes que no son tan memorables como deberían ser.

Mientras la película pretende ser un estudio de personajes que explora la prolongada adolescencia de sus protagonistas, su enfoque se siente vago y carece de la profundidad requerida para hacer de estas figuras algo más que meros estereotipos retratados sin la suficiente convicción o complejidad. La promesa de un reflejo de la sociedad de la época se ve opacada por la ejecución del director Noel Nosseck que no logra evocar de manera efectiva el ambiente y las tensiones sociales de la época.

Las secuencias de carrera, que podrían haber sido el salvavidas del film, se entregan con desgana y, a pesar de ser competentes a nivel técnico, no alcanzan el nivel de emoción o ímpetu que uno esperaría de una película centrada en la pasión por la velocidad. La cinta ofrece poco en términos de innovación, optando por un enfoque más melancólico, dramático y de rumbo incierto, que a ratos recuerda a "EL GRAN MIERCOLES" (1978), pero sin la misma habilidad para entrelazar las carreras y el desarrollo personal de los personajes. Visualmente, hay momentos en los que Los Ángeles brilla a través de la pantalla, pero estos destellos son intermitentes y dejan al espectador anhelando una cinematografía más audaz y consistente que realmente capture la vibrante atmósfera de la ciudad en esa interesante era. La película, en su esfuerzo por emular la estética de películas contemporáneas como "LADRON"(1981) y "LADRON DE PASIONES"(1984), a menudo se siente derivativa en lugar de vibrante y fresca.

En definitiva y resumiendo: "EL REY DE LA MONTAÑA" es una oportunidad perdida, tanto en términos de narrativa como de su contribución al género. La película lucha por encontrar su ritmo, quedando atrapada entre lo que aspira ser (un drama sobre personajes) y lo que efectivamente es: un eco diluido de una época y de un género que contaba con el potencial para un legado mucho más interesante. Aunque pueda tener sus momentos, es difícil defender a "EL REY DE LA MONTAÑA" como una pieza clave dentro del cine de carreras o drama de los ochenta, quedando en última instancia como una curiosidad nostálgica más que un clásico imprescindible.