Terrores Nocturnos: Se lo que hicisteis el ultimo verano 3 (2006)

 

Hay franquicias que mueren con dignidad, otras que piden ser desconectadas, y luego está SE LO QUE HICISTEIS EL ULTIMO VERANO 3, esa tercera entrega que insiste en quedarse despierta cuando ya todos nos fuimos a dormir. Estrenada directamente en vídeo —ese noble eufemismo que suele significar “ni los productores la quisieron ver en cine”— y dirigida por Sylvain White, esta cinta logra lo impensable: convertir una historia de asesinatos con garfio en algo aburrido. Ni el crimen ni el castigo valen la pena.

Un grupo de adolescentes mata accidentalmente a un sujeto en la fiesta del 4 de julio. Todo el grupo de amigos decide mantener el secreto hasta la muerte. Están convencidos que ninguno de ellos hablará pero, justo un año después, lo secreto vuelve para vengarse... 

Lo que en los 90 fue un cóctel adolescente de culpa, sangre y cardigans mojados (gracias, Jennifer Love Hewitt) ha sido aquí sustituido por un zumo aguado de clichés, actores sin carisma con el carisma de un trozo de cartón y un guion que parece escrito con los ojos cerrados y la tele encendida. Ya no están Julie ni Ray, ni el suspense costero de la primera película. En su lugar, tenemos a Amber, PJ, Zoe y una pandilla genérica que podría haber salido de cualquier serie de medianoche del canal juvenil menos exigente. Esta vez, el drama nace tras una broma mal calculada en medio de una feria (ni siquiera un accidente real, ojo), que acaba en tragedia y desata la maldición del Pescador. ¿El problema? Ahora el asesino no solo es inexplicablemente nuevo, aspecto que no tendría que ser negativo si estuviera bien llevado, pero la forma en la que intentan revivir una saga es "para mear y no echar gota". El resultado es un slasher que ya no sabe a qué juega. ¿Asesino humano? ¿Sadako con un chubasquero? ¿Algún tipo de manifestación de un guion pésimo? Nunca queda claro. Solo sabemos que hay un garfio, víctimas previsibles y un guion que no tiene tensión alguna.


Michael D. Weiss —nombre que ya debería estar en alguna lista negra del terror— firma un libreto donde los diálogos suenan como frases sacadas de un programa de Mtv de la época. Todos los personajes son arquetipos caminantes: la chica final, el chico rebelde, la mejor amiga... todos intercambiables, todos intercambiados. Si uno muere, nadie lo nota; ni el espectador, ni el resto del elenco. La estructura intenta imitar el patrón clásico de “algo hicimos mal, y alguien lo sabe”, pero sin el misterio, sin el ritmo, sin el mínimo interés. Es como rehacer una receta sin los ingredientes esenciales y servirla con orgullo. Hay incluso un intento de giro de guion que se supone que debe impactar, pero apenas provoca un bostezo colectivo. El giro final del guion es una declaración de intenciones al espectador. Porque seguimos vivos los que la hemos visto.


Sylvain White intenta al menos mantener las cosas en movimiento, pero es difícil bailar con una orquesta que desafina. La ambientación en un anodino pueblo de Colorado carece del encanto sombrío de las costas brumosas que daban identidad a las entregas anteriores. Todo es limpio, abierto, iluminado: justo lo contrario de lo que un buen slasher debería ser. Los sustos son tan predecibles. La música, genérica hasta el bostezo, no acompaña ni en el clímax. Si alguna vez has sentido miedo escuchando una melodía en una película de terror, aquí solo sentirás la necesidad de abandonar el visionado.


Pero no todo es malo. Sí, hay muertes. Y algunas son incluso creativas. Un apuñalamiento bien cronometrado, una decapitación que sorprende por su eficacia... Pero poco más. La brutalidad gráfica intenta rescatar el barco que se hunde, como si un par de escenas sangrientas pudieran sostener 90 minutos de indiferencia. No lo logran. Es como poner fuegos artificiales en un funeral: llamativos, pero fuera de lugar. Y lo peor: incluso el gore está limitado por un presupuesto que se nota más que el asesino. Cada escena parece hecha con lo justo, como si alguien estuviera contando las gotas de sangre con una calculadora. Cuando uno recuerda joyas del género como SCREAM (1996), con su estilo y muertes tan icónicas como sus frases, esta película parece un mal episodio piloto que nunca debió emitirse. SE LO QUE HICISTEIS EL ULTIMO VERANO 3 es un producto oportunista, diseñado para explotar el nombre de la saga sin entender lo que la hacía especial. Incluso en el contexto de slashers directos a vídeo, como LEYENDA URBANA 3: LA MALDICION DE MARY (2005), esta película palidece por su falta de ambición y ejecución descuidada.


En definitiva y resumiendo: SE LO QUE HICISTEIS EL ULTIMO VERANO 3 es una decepción para los fans del slasher que buscan suspense, personajes memorables o una narrativa coherente. Su único mérito, las muertes creativas, no compensa un guion débil, una dirección sin inspiración y un giro de guion que desentona con la franquicia. Para los amantes del género, esta película es un recordatorio de cómo una saga puede perder su magia cuando se prioriza la explotación comercial sobre la calidad. Recomiendo a los fans revisitar las dos primeras entregas o ir al cine a ver nueva entrega. También explorar clásicos del slasher en lugar de perder el tiempo con esta infecta secuela.