Ambientada en un presente alternativo donde los seres
humanos, orcos, duendes y hadas han convivido desde el inicio de los tiempos,
dos policías con perfiles muy distintos patrullan juntos. Uno es el humano Ward
(Will
Smith), y el otro el orco Jakoby (Joel Edgerton). Ambos inician una
guardia nocturna que cambiará el futuro y el mundo que conocen.
BRIGHT (2017) del director David Ayer no es tan
inteligente como cree que es, en un nivel temático, pero es un thriller decente
de policías ambientado en un mundo fascinante que vale la pena ver después de
comer (o cenar).
Los cuentos de hadas a menudo evocan imágenes de mundos
elegantes y limpios, poblados por caballeros montados a caballo y monstruos que
viven en cuevas. Es una idea que esta ya bastante usada en el mundo del cine, pero
ahora ha llegado el momento de que esos mitos se “estrellen” con la realidad
para ver cómo viven los orcos, elfos, humanos y otros seres en el mundo real.
Ese es el universo creado por David Ayer, y aunque el producto
cuidado con mino por parte de Netflix impresiona en un nivel técnico de
suspense policial, su subtexto más profundo es increíblemente torpe y no logra
traer nada nuevo o interesante a una conversación profundamente política sobre
policías y raza.
Estructuralmente hablando, BRIGHT es como una combinación de la propia película
de David
Ayer titulada SIN TREGUA (2012) con unas leves gotas de THE WARRIORS (1979) dirigida por Walter Hill, y esa misión
para mantenerse vivo en el transcurso de una noche es donde la historia
funciona mejor. Hay una tensión adecuada y una gran acción aquí (con alguna persecución
automovilística resultona) pero el guion
a menudo traiciona a sus elementos más fuertes con algunas observaciones
(obvias y tontas) sobre las relaciones de la policía con las comunidades minoritarias.
Desde el momento en donde el personaje de Will Smith, pronuncia la frase
"las vidas de hadas no importan hoy", antes de matar a una criatura
parecida a una hada/duende en el porche de su casa, queda muy claro que la
sutilidad se pierde en una película como BRIGHT.
Lo mejor que se puede decir sobre BRIGHT es que presenta al público a
un mundo que está absolutamente listo para ser explorado. La combinación de
Tolkien con el estilo sombrío y violento de David Ayer, crea un
ecosistema fascinante, y está claro que hay grandes historias que se pueden
contar en este universo. El guionista Max Landis incluso se ha referido a BRIGHT
como su propio “STAR
WARS” (y donde queda claro que Landis como guionista, es un creído
total) lo que tiene sentido cuando lo vemos como un mundo en constante
expansión que tiene el potencial de contar historias fuera de los dos
personajes principales en esta película.
El problema es que este mundo ricamente construido a menudo
se produce en relación de los personajes. Aunque Joel Edgerton hace un
trabajo fantástico actuando como Jakoby a través de su maquillaje de orco (es
lo mejor de la película), Will Smith está más o menos en
piloto automático, haciendo lo que todo el mundo espera de Will Smith en una
película de acción. De hecho, si el nombre "Ward" no estuviera
impreso directamente en el uniforme del personaje de Smith, hubiéramos
supuesto que estábamos viendo todavía al Floyd Lawton de ESCUADRON SUICIDA (2016).
El tema de los personajes secundarios poco (o nada)
desarrollados se vuelve aún más pronunciado cuando vemos el elenco que acompaña
a los dos actores protagonistas en la películas. Noomi Rapace ofrece una
actuación físicamente impresionante y atlética como Leilah, pero no hay nada en
su personalidad que sea ni remotamente interesante. Ella es simplemente una villana que quiere adquirir X para poder hacer
Y Lucy
Fry tampoco es particularmente interesante como Tikka, y que me
recuerda muchísimo a Leeloo de Milla
Jovovich de EL QUINTO ELEMENTO (1997).Para
salvar un poco más la película, David Ayer continúa demostrando que
sabe cómo presentar al público una visión descarnada y visceral de la vida
urbana cuando no tiene restricciones monetarias por parte del estudio. Sus
secuencias de acción son violentas, y hay algunas peleas verdaderamente
emocionantes, que vale la pena ver durante el metraje de BRIGHT.Cuando las balas comienzan a
volar, estoy casi seguro que los aficionados a las películas de acción se divertirán,
pero durante el tiempo de inactividad entre esas secuencias puede convertirse
en un verdadero problema de ritmo después de un tiempo (llegando a poder cansar
al espectador).
Así que, al final, la conclusión principal de BRIGHT
es el hecho de que es una mezcla de sentimientos encontrados. David
Ayer ha creado grandes secuencias de acción, y hay un argumento para
afirmar que esta tendría que haber sido el camino que tendría que haber llevado
ESCUADRON
SUICIDA. Más allá de eso, el mundo creado por Max Landis se siente como
un refrescante cambio de ritmo para el espectador cansado de mundos de
superhéroes o galaxias muy, muy lejanas. Por otro lado, todas esas cosas buenas
en última instancia se sienten “cortas”, por una historia predecible y que se
basa en las coincidencias básicamente.
En definitiva y resumiendo: BRIGHT
funciona cuando hay acción, pero su guion en cuando esas escenas acaban, es estúpido
y lleno de diálogos sin chispa alguna, aparte de una galería de secundarios que
no están aprovechados (con Noomi Rapace y Edgar Ramirez llenos de
filtros del Instagram). Netflix ya ha anunciado planes para avanzar con una
secuela (bastante fe tienen) por lo que
nuestra esperanza de que una historia más imaginativa puede ayudar a elevar
este interesante universo a las alturas menos formulistas e idiotas de las que
se merece.