
Un soldado estadounidense (Jared Leto) encarcelado
en el Japón de la posguerra entra en el oscuro mundo de la yakuza y adopta su
estilo de vida como pago por su libertad.
Es extraño cómo las películas de Netflix parecen salir de la
nada en estos días (o como diría yo, como una fábrica de churros). Había
escuchado rumores sobre que Jared Leto estaba haciendo una película
sobre la Yakuza, pero hasta cuatro días, no tenía idea de que la película en
realidad ya había sido filmada y que iba a ser lanzada por Netflix de inmediato.
Un producto bastante movido, ya que fue originalmente para Michael Fassbender y el director
Daniel
Espinosa.
Leto, quien últimamente se ha especializado como actor de reparto
después de su victoria en los Oscar con DALLAS BUYERS CLUB (2013) extrañamente no realiza
un buen papel como nos tiene acostumbrado como misterioso antihéroe, sí que se
le ve comprometido como siempre, durante
gran parte de la primera mitad de la película, Leto se ve
inquietantemente delgado, antes de parecer que se llena un poco a medida que
avanza. Gran parte de la película está en japonés, aunque el propio Leto
solo habla ocasionalmente ese idioma, y se supone que su personaje solo
entiende el idioma y tiene algunas palabras que él habla a disposición suya. El
problema de actuación es debido a que han querido que Leto se parezca demasiado
al personaje de Ryan Gosling en DRIVE (2011)
con la voz susurrante de Keanu Reeves en JOHN WICK (2014) y es un completo error,
pareciendo en alguna escena un auténtico “retard” (con su movimiento de cejas
como significado que se enfada o esta “alegre”.
Dirigida por Martin Zandvliet de LAND OF MINE
(2015) es una película mucho más seria y lenta de lo que Miike (que era uno de los
directores barajados para el proyecto) y no a diferencia de las películas
japonesas de Yakuza de gente como Beat Takeshi. No es la película de
acción de los elegantes carteles e imágenes de Leto con una
espada que es lo que intentan vender. Es más bien un drama serio en el que
ocurren situaciones en la que ninguna va a provocar un mínimo de sentimiento en
el espectador, exceptuando los pocos momentos de violencia explícita. Es como
la historia de un personaje en el que su desarrollo es cero hasta llegar a un
final que te deja con ganas de más.
Al igual que muchas otras películas de Netflix, THE OUTSIDER no acaba de ser una película para ser estrenada en cines. Se
siente como un total telefilm, o más
bien como un piloto extendido para una serie, y la decisión de incluir una
secuencia de crédito de apertura muy similar a WESTWORLD no ayuda en nada. Los valores
de producción son buenos, pero el ritmo es glacial, y las escenas de acción no
tienen ningún impacto (a pesar del buen gore).Otro punto negativo es que los actores
japoneses hablando ese ingles “tan suyo” descolocan un montón y parecer ser una
comedia (debido a ese acento) y sobretodo esa “actuación” de Emile
Hirsch (que demuestra que el cine le ha abandonado).
En definitiva y resumiendo: Dada la premisa y el siempre
intrigante subgénero Yakuza, debo admitir que esperaba mucho de THE OUTSIDER,
pero esta carece de la energía y el alma de otras películas de gángsters de
Oriente y Occidente como BLACK RAIN (1989) o
YAKUZA (1974). Supongo que Zandvliet
estaba tratando de hacer una película seria y artística, pero tal vez una dosis
de “pulp” y locura podría haber hecho todo muchísimo mejor. Realmente no es una
película que merezca la pena, al menos que te guste el estilo de Oriente ese
submundo Yakuza y aunque sobre este tema hay alguna escena interesante
(incluido el ritual yubitsume donde los delincuentes cortan sus dedos para
expiar las fechorías), todo parece indicar que el guionista cuando vendió el
guion se iba riendo mientras contaba el dinero.