La historia de un joven que quiere darle un nuevo giro a la
escena del black metal en Oslo, Noruega, acaba teniendo consecuencias fatales.
La mayoría de las veces, cuando ves grupos musicales como
Mayhem, todos vestidos de negro, pintura facial, sangre por todas partes,
gritando al demonio, blandiendo espadas y cosas por el estilo, puedes pensar
que todo es un acto elaborado. Un truco pseudo-nihilista preparado para lucir
tan sombrío y solemne como sea posible mientras oculta en secreto un objetivo
más capitalista: ganar dinero con su imagen. Y con LORDS OF CHAOS (2018) de Jonas Akerlund, parece un poco
cierto, pero algunos de los integrantes de esta banda en particular realmente tenían
un halo de oscuridad, y sus hazañas grotescas, hacen de una película
biográfica, a veces convincente, a veces redundante, de cómo pasaron de ser una
banda que tocaba en un garaje de un pequeño pueblo a convertirse en un fenómeno
gracias a dos tragedias fatales.
En gran parte, la película se centra en el grupo Mayhem, y
en el fundador y autoproclamado creador del "black metal noruego"
Oystein Aarseth, también conocido como Euronymous, en una parte creyente en la
causa del black metal, una parte empresario feliz que intenta proyectar una imagen
del mal mientras no la practica exactamente. Interpretado por Rory
Culkin, Aarseth es carismático y es probable que se acredite por el
trabajo de otras personas. Aarseth se rodea con personas genuinamente más
oscuras, como Dead (Jack Kilmer), el inestable cantante de Mayhem cuya obsesión con
la muerte era muy real, y Varg (Emory Cohen), un talentoso músico.
Su exterior inicialmente manso esconde a alguien que es verdaderamente
peligroso.
A pesar de que estos tipos adoran la muerte, cometen
asesinatos y queman iglesias, LORDS OF CHAOS sigue el guion de muchos biopics
del mundo del espectáculo. Los celos mezquinos y la astucia amenazan con
arruinar estas vidas, ya que el novato se vuelve más "metal" que la
estrella establecida y comienza a robar el centro de atención. La película
finalmente establece un ritmo en el que los miembros de la banda hacen una cosa
terrible, una tras otra y toda la acción se vuelve un poco repetitiva. Después
de un tiempo en el metraje, no hay muchas razones para ver a estos sociópatas,
excepto para ver qué tan bajo pueden caer (bastante), y aunque las actuaciones
son lo suficientemente convincentes, los personajes nunca se desarrollan lo suficiente,
excepto para el Aarseth de Culkin. Un punto que la película
trata de hacer es que es que es difícil separar la fanfarronería con quienes
realmente son estos tipos (como pone al principio de la película, está basado
en hecho reales y mentiras) y realmente crea la sensación de confusión en el
espectador de lo que esta ocurriendo, aspecto muy positivo dentro de la narración.
El director Jonas Akerlund logra perturbar con
frecuencia al espectador, en dos escenas de asesinato particularmente
desagradables y algunas secuencias de sueños surrealistas. También encuentra un
punto de comedia negra dentro de la vida de la banda, lo que lleva a algunos de
los mejores momentos de la película, aunque el espectador tiene que tener un
sentido del humor bastante retorcido para reírse de lo que sucede aquí (en mi caso,
un rotundo sí). En general, sin embargo, el estilo de Akerlund es bastante
tradicional; ha negado cualquier elección estilística que puedan asociar con él
a partir de sus videos musicales (o su reciente película POLAR de Netflix). Obtiene
actuaciones que pueden considerarse naturales (al menos eso creo) con Culkin
proyectando un mínimo de humanidad en los momentos más personales de Aarseth. Cohen,
como Varg, está bien, pero el personaje nunca parece tan psicótico como la
película quiere que parezca. Más fascinante como personaje es Bård Faust interpretado
por Valter Skarsgard (si, ¡otro Skarsgard!), que se esconde en los límites
de la historia y se convierte en el más desquiciado de todos, como lo demuestra
una de las escenas más duras de la película. Sky Ferreira aparece de
forma intermitente como el interés amoroso de Aarseth, pero la película no hace
nada por ella (al ser un personaje inventado para la película).
En definitiva y resumiendo: LORDS OF CHAOS es una película cuya historia es muy atractiva para
los amantes de la música y los biopics cinematográficos. Sin embargo, no hay
mucha música en la película, ya que Akerlund está mucho más interesado
en los frentes que ponen estas personas que en la música de la que hablan tan
apasionadamente. Con casi dos horas de duración, hay ciertos altibajos en la
historia, con un segundo acto repetitivo (la quema de iglesias en bucle), con
un desequilibrio de profundidad en los personajes (casi todo enfocado en el
personaje de Aarseth) pero que sin duda es una historia curiosa que merece ser
vista por todo tipo de espectadores (ya te gusté el black metal o Rosalía)