Terrores Nocturnos: Dr. Giggles (1992)


Evan Rendell (Larry Drake) siempre quiso ser médico, como su padre. Pero se ha convertido en un asesino esquizofrénico que tras escapar del hospital psiquiátrico vuelve a su ciudad en busca de venganza. Su primer "trabajo" será una operación a corazón abierto, pero con una pequeña diferencia: sin anestesia.


A principios de la década de 1990, las películas “slasher” fue realmente de soporte vital para el cine de terror. El subgénero definitorio de la década anterior, y la fuente de muchas ganancias, ya había seguido su curso y comenzó a cavar en una tumba poco profunda. Eso era evidente en el desarrollo de muchas de las franquicias más grandes de la época. Freddy murió (eso decían), Jason se fue al infierno (eso decían), Michael se fue de vacaciones al planeta Druidia y Chucky estaba experimentando un castigo debido a una apresurada aventura en una escuela militar. Pero todavía había un mercado, y los productores intentaron llenar el vacío por cualquier medio necesario. Así llegaron los duendes sádicos, los dentistas cornudos y, a los efectos de esta crítica, un doctor psicópata como el Dr. Giggles.


DR. GIGGLES (1992), dirigida por Manny Coto y coescrita entre Coto y Graeme Whifler, reúne todos los clichés clásicos de sus antepasados como una recopilación de grandes éxitos. ¿Adolescentes con las hormonas sexuales revolucionadas? No importa, ya que están a tiempo para su cita con la muerte. ¿Ominosa poesía infantil que habla del asesino? Freddy os va a demandar. Los asesinatos metódicos de los últimos años de Krueger también aparecen. Y la risa loca del doctor se parece demasiado a la de un asesino como fue la de Charles Lee Ray (o Chucky para los amigos). Similar al trabajo icónico de Robert Englund y Brad Dourif como Freddy y Chucky, el actor Larry Drake trae el tipo de aplomo al papel del Dr. Giggles. Recién salido de su actuación como villano en DARKMAN (1990), Drake se parecía a un Peter Lorre moderno y es sarcástico en el manejo de su excesivo gusto por las bromas con temas médicos. Coto enmarca a Drake con suficientes ángulos de ojo de pez y muchas tomas en primera persona para preservar la amenaza del personaje. La comedia combinada con el terror resulta interesante.


La perversión del maníaco se explota a su máximo potencial. Armado con una maleta de mano llena de instrumentos improvisados ​​y parafernalia hospitalaria, Rendell realiza sus rondas sistemáticamente matando a los locales con jeringas, escalpelos, otoscopios y termómetros. Su método más novedoso involucra una máquina de liposucción hidráulica portátil con cuchillas letales dentro de los tubos. Sin duda había algo original dentro de DR. GIGGLES. Holly Marie Combs, es la protagonista/sufridora a quien se le da paralelismo con Rendell en virtud del espectro de una madre muerta y problemas cardíacos hereditarios. Intentando adaptarse con la ayuda de un novio atento y rebelde, Max (Glenn Quinn), su frágil corazón está en peligro de romperse gracias a las maquinaciones de la “mala chica” Coreen (Sara Melson), que coquetea con Max. Cuando Rendell descubre la enfermedad de Jennifer, pone su retorcida mente en secuestrar a la joven y terminar lo que su padre comenzó.


Se exponen muchos secretos vergonzosos, los orígenes de la locura de Rendell se relatan a través de flashbacks y se produce una confrontación final con varios personajes en contra del maléfico doctor. Coto y Whifler se adhieren a la fórmula, pero donde el humor negro es consistente y más inteligente de lo esperado, como ocurre en una escena donde uno de los amigos de Jennifer quiere tener relaciones sexuales con su novia… pero acabara con una sorpresa mortal.


En definitiva y resumiendo: DR. GIGGLES entretiene mucho mas que algunas películas de su clase. No es la mejor ni de lejos, y tiene errores. Creo que esta película fue la última del género slasher antes de que el gran Wes Craven lanzara SCREAM, VIGILA QUIEN LLAMA (1996). Es una pena que el personaje del DR. GIGGLES no volviera en una secuela, ya que el actor Larry Drake le da un cariño especial a su personaje. Una película de terror que yo sinceramente le tengo cariño y recomiendo a todos los lectores.

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