
Scooby y la pandilla se enfrentan a su misterio más
complicado: un complot para liberar al perro fantasma Cerbero. Mientras corren
para detener el apocalipsis perruno, el grupo descubre que Scooby tiene un
épico destino que nadie sospechó nunca.
"Ese fue solo un comprador de bienes raíces con un par
de linternas y una máquina de efectos de sonido”, quien dices estas palabras
por supuesto viene de una pandilla que se llama Mystery, Inc., el cuarteto de jóvenes
con personalidades distintas y un perro parlante llamado Scooby-Doo. Eran las
estrellas de una serie de dibujos animados que comenzó en 1969 y se ha
mantenido lo suficientemente popular a lo largo de las décadas que ahora se
estrena ¡SCOOBY! (2020)
una aventura animada por ordenador que parece más decidida a comenzar una nueva
franquicia que a descubrir y conectar con lo que hizo que estos personajes
fueran tan duraderos y populares como lo han sido.
Es (mas) que probable que todos los lectores conozcan la
premisa básica de la serie de dibujos animados. A la pandilla se le asigna un
misterio para resolver, generalmente involucrando una supuesta fuerza
sobrenatural. Mediante una combinación de inteligencia y suerte estúpida,
encontrarían la respuesta, y lo que parecía un demonio, un fantasma o un
monstruo resultaría ser un villano astuto y oportunista. El grupo de
entrometidos se aseguran de que el malo no se saliera con la suya, y al
hacerlo, le recuerdan a la audiencia que siempre hay una explicación racional
incluso para los problemas más superficiales y poco naturales.
Tenemos una idea de ello (además de lo mejor de la película),
en el prólogo, que sirve como una breve historia de origen de cómo se unió el
grupo. Scooby-Doo, un cachorro de Gran Danés perdido conoce a Shaggy, un
solitario niño. El niño y el perro se hacen amigos rápidamente, y pronto se
encuentran con el resto del grupo, resolviendo el misterio de una casa
embrujada en la ciudad que está ocupada por un ladrón, no un fantasma. Hay una sincera
sensación de nostalgia en este prólogo, independientemente de la inversión de
uno en el programa original o en sus siguientes series.
Después de un montaje
de las aventuras de la pandilla, la sinceridad se desvanece para siempre.
Mystery, Inc., compuesta por Shaggy, Scooby, la inteligente Velma, el guaperas
de Fred y la empática Daphne, necesitan convertirse en un negocio legítimo para
mantenerse al día con las obligaciones financieras de sus miembros. Los ¡cuatro!
guionistas de la película podrían haber hecho algo al respecto (Matt
Lieberman, Adam Sztykiel, Jack Donaldson y Derek
Elliott), algo sobre la pandilla que intenta mantenerse en sus raíces
mientras sienten la tentación del dinero fácil y la influencia de intereses, pero
en cambio, a los pocos minutos el grupo se separa y Mistery Inc. desaparece.
Shaggy y Scooby se unen con Blue Falcon, el hijo de un famoso
superhéroe con el mismo nombre, así como su compañero de batallas Dynomutt.
Todos ellos aprenden sobre las maquinaciones de un villano bigotudo que busca
los cráneos de un mítico monstruo de tres cabezas para desbloquear la bóveda
secreta del tesoro de Alejandro Magno (sic) y que no es otro que Pierre
Nodoyuna (doble sic). Está claro que el director Tony Cervone está
más cómodo alejando la historia de la premisa básica. Esta aventura está
diseñada para ser más grande, ruidosa y orientada a la acción que cualquier
otra anterior aventura de Scooby-Doo. La historia se dedica más a sacar cameos
de personajes de Hanna-Barbera que de realizar una historia que complazca al público.
Tenemos una repetición de acciones hasta el final de la pelicula y algunos
chistes anticuados, además que los personajes hacen una referencia de la
cultura pop tras otra (repito, hubo cuatro guionistas).
En definitiva y resumiendo: ¡SCOBBY! solo esta pensada en atraer una audiencia lo mas
amplia posible, especialmente al enmarcar la historia en el éxito de las películas
de superhéroes. Puede que lo hayan realizado, pero en el proceso, sacrifican
todo lo bueno que hizo que Scooby- Doo fuera tan longeva. Yo no dejo de pensar
en ese gran prólogo, con un cariño por el material original y lo que podría haber
sido, pero parece ser que la tendencia del director, guionistas y productora es
que las películas infantiles deben tener acción, mucho ruido y chistes fáciles.
Una creencia que sin duda en algunos momentos funcionan, pero que en ¡SCOBBY! no
funciona en absoluto, a pesar de esos cameos que solo se utilizan para
desbloquear recuerdos del adulto.