Sitges 2020: Amulet

 

La actriz convertida en cineasta, Romola Garai, hace su debut en el largometraje AMULET (2020) siendo una mezcla de terror dramático, que incluso para algunos será bautizada como película de “terror elevado”. El largometraje también escrito por la propia Garai nos ofrece una misteriosa historia de terror que involucra demonios, remordimientos ​​y una monja que vete a saber si está al lado del bien o del mal, ya que la humanidad es uno de los temas centrales de AMULET.

“Tomaz es un refugiado que ha escapado de la guerra que sufre su país natal. Perseguido por su pasado, encuentra cobijo en una casa claustrofóbica y medio en ruinas en la que habita una joven mujer y su madre enferma. A medida que comienza a enamorarse de su nueva compañera de piso, Tomaz siente que una presencia maligna podría estar viviendo con ellos y poniendo su vida en peligro”.

Para el único papel masculino en AMULET tenemos al actor rumano Alec Secareanu El actor se envuelve en un exsoldado problemático sin país, que no está dispuesto a regresar a una tierra desgastada con la esperanza de no tener que revivir el pasado. Secareanu está interesado por interpretar a Tomaz para que el público sienta empatía por un vagabundo que ha aceptado ayudar a Magda y a su madre enferma. Garai filma a Tomaz con tal sentimentalismo que resulta difícil ver al hombre de otra manera hasta que la cineasta incorpora a Magda en la mezcla, un papel interpretado por Carla Juri. Las actuaciones de Secareanu y Juri definen a los personajes sin dejar de lado los detalles, pero la mejor actuación en general es para Imelda Staunton como la monja Claire. Staunton es sofisticada, canalizando esa energía en la hermana Claire con una actitud fraudulenta y exuberante. Sin duda, la hermana Claire fue moldeada para la actriz inglesa. “

AMULET tiene un claro desliz como película feminista, más aún como la primera película de una cineasta, pero, el estilo de Garai no es demasiado provocativo. El tono lúgubre, a veces frívolo, se deleita en una luz más sombría de intenciones intrigantes y reprimidas. Mientras que AMULET está siendo disfrutada desde la mente de la cineasta, la historia refluye con puntos inconexos y en ocasiones la narrativa es demasiado lenta, lo que hace que AMULET tenga una característica dramática más acentuada que terrorífica (exceptuando el tercer acto, que sin duda es lo mejor de la película). La historia en sí no es lineal, ya que nos movemos de un lado a otro entre la vivencia de Tomaz en la residencia de Madga y su pasado en tiempos de guerra. Si bien la historia no es lineal, no significa en ningún momento que el espectador vaya a perderse aspectos de la historia, pero sí que contiene un par de sorpresas jugando con dos tiempos paralelos. AMULET acierta en que es una mirada novedosa sobre la combinación de la predestinación religiosa con un toque mitológico.

Los fanáticos del terror deberán tener paciencia, ya que la sangre y el gore no llegaran hasta casi los últimos 20 minutos de película, y os aseguro que la paciencia será puesta a prueba. En los respectivo a los efectos visuales, tienen un toque casero que funciona a la perfección con la atmosfera que intenta transmitir la historia.

En definitiva y resumiendo: Quien espere emociones fuertes con AMULET quizá se sienta un poco frustrado, porque a pesar de un poster que tienta mas a ser una especie de “película de monja maléfica” estamos ante un largometraje dramático con toques de terror feminista, donde quizá su ritmo no sea el adecuado y algunas escenas sean repetitivas (cuando yo creo que el espectador no es tonto). Bajo mi punto de vista, las actuaciones cumplen con creces, pero quizá este terror que busca demasiada atmosfera y significados en la religión solo para dar vueltas sobre un mismo eje creo que es erróneo. Pero como primera película de la directora Romola Garai, si en un futuro pule esos errores, será una directora para seguir de cerca.